JUAN FERNÁNDEZ: EL LEÓN ENJAULADO

En el bestiario político hace justo veinte años uno de los mejores periodistas que ha conocido Ferrol en toda su historia, Juanjo Ruiz, utilizaba la figura del león como animal identitario de Juan Fernández, a la postre recién cesado como conselleiro de Industria por Manuel Fraga, y vértice inequívoco de una nueva formación, de sesgo totalmente localista, cuya creación sirvió para poner de relieve el entonces escaso peso del PP en la ciudad naval. Independientes por Ferrol tuvo más su origen en la voluntad de romper con el rancio y obsoleto sistema de designación del entonces omnipresente presidente del PP de A Coruña, José Manuel Romay Beccaría –basado, venía a decir, más en el servilismo que en la valía–, que en la intención, que la hubo, de convertirse en alcalde. Fernández se convirtió en sinónimo de ferrolanismo y recuperó sus primeras declaraciones públicas –“por encima de mi presidente, por encima de mi partido”– nada más conocer su nombramiento en el gobierno gallego como aval de su exclusivo compromiso con la ciudad que lo vio nacer. En 1995 logró cinco ediles pese al acoso mediático y público del PP. Tales resultados, pero sobre todo su conocida vehemencia, explican en gran parte el símil de un león sobre el que, a tenor de su entrada en el pequeño hemiciclo del consistorio, cabría interrogarse si era él el que estaba dentro de la jaula o eran los miembros del resto de las formaciones políticas los que en su interior se guardaban de su ira. De algún modo, el PP no recupera a Juan Fernández, ya en estado de jubilación al cerrar la lista de los conservadores de cara al 24 de mayo, como tampoco Juan Fernández vuelve al PP.
Lo cierto es que nunca se ha ido y que su vinculación se hizo más patente que nunca a raíz de la candidatura de Juan Juncal en 2003 y la seguridad que Fraga tenía del poco tirón de su candidato. En ese año dobló los tres ediles a los había bajado en 1999 y alcanzó su mayor cuota de representación. A partir de ahí, los siguientes comicios revelaron, más que un decaimiento de su capacidad de convocatoria, como reveló el hecho de que solo él lograse un acta en 2011, que el PP se abría a nuevos referentes. El exponente final ha sido la mayoría absoluta de José Manuel Rey. Gente nueva frente al inmovilismo político. Los hechos demuestran que, de ningún modo, Fernández no se puede considerar un perdedor. Y es que su principal reto, al margen de llegar a la Alcaldía, fue siempre el de forzar un PP más equilibrado y renovado. Fernández considerará que, en gran parte, ha cumplido su misión.

JUAN FERNÁNDEZ: EL LEÓN ENJAULADO

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