Esos expertos que nos iluminan

El Ministerio de Hacienda asume como no vinculante pero sí como elemento a incluir en la próxima reforma fiscal, el dictamen de la comisión de expertos que ha recomendado el incremento del IVA en buena parte, al menos la más sustancial, de la cesta de la compra en este país. Esto de los expertos está tan extendido que en Estados Unidos hay uno que lleva un cuarto de siglo enseñando a otros a ser “expertos” polivalentes. El truco consiste en manejar cierto léxico, rodearlo de determinada parafernalia según el asunto de que se trate y emitir un informe. Tan amplio y sustancial es su discurso que, sin ir más lejos, ninguna de estas mentes privilegiadas pronóstico en su momento la crisis económica. Sin problema. Y es que el dictamen de las lumbreras incluye, por supuesto, la capacidad de aportar imponderables a su sentencia. En resumen, que por un motivo u otro, nunca, pase lo pase, se equivocan, sino que son otros los que, por salirse de lo previsto, hacen que las cosas no sean como ellos estimaban que deberían ser. Sirva el ejemplo para ilustrar, si cabe hasta la saciedad, la sentencia de tanto sabio como pulula por este planeta y, en lo que nos atañe, de aquellos que están a punto de, si no lo han conseguido ya, implementar la nueva dieta alimentaria a una buena parte de la sociedad española; léase, sin ir más lejos, la de esos seis millones de parados –incluidos los dos millones que no perciben prestación alguna–, o la de ese más de un 20 por ciento de la población que roza el umbral de la pobreza. 
Entre tal elenco de mentes ilustradas en economía y finanzas no se encuentra ningún especialista en nutrición; y no digamos ya un simple médico estomatólogo para aventurar las causas en las que puede devenir la carencia de una alimentación equilibrada. Tal vez no haga falta, porque todos aquellos alimentos que supuestamente se librarán del desproporcionado incremento de un impuesto que tanto nos colma –al menos mental y psicológicamente– permitirán elaborar unas buenas lentejas, más sanas y naturales que nunca si, por supuesto, no les añadimos nada de proteínas (pollo, chorizo o tocino, a gusto del consumidor, o de la capacidad del bolsillo). Nos queda como consuelo que, al menos ahora, las lentejas no hay que contarlas para quitarles las piedras, como antaño sucedía –ya saben–, pero vista la propuesta y teniendo en cuenta que carnes, pescados y harina sí estarán sujetos a mayor gravamen, no resultaría extraño que algún otro experto recomendase recuperar aquello de las cartillas de racionamiento, que estipulaban lo que se podía consumir en función de su disponibilidad. Porque ¿no es acaso una cuestión de capacidad adquisitiva –o sea, de lo que se puede (o hay)– lo que configura el carrito de la compra? Por un juego de la propia mente, la propia palabra, “experto”, teniendo en cuenta la sesera de tanto liberal nutrido en consistentes masteres como hay aconsejando por este país, recuerda a aquella otra tan conocida de hace décadas como era la de “extraperlista”.

Esos expertos que nos iluminan

Te puede interesar