Rivera no sirve

De lo sucedido el jueves con la investidura fallida de Sanchez hay que analizar causas y consecuencias que harán reflexionar al electorado ante una posible convocatoria electoral por noviembre. Será la cuarta vez en cuatro años que los políticos obligarían a la ciudadanía a acudir a las urnas para ver si les solucionamos los problemas que ellos y solo ellos, nos han generado. 

Las causas son evidentes, la izquierda no se entiende, no se puede ni ver y no está dispuesta a acordar para darnos un gobierno. Socialistas y comunistas nunca se entendieron y mantienen, históricamente, una lucha por aniquilarse mutuamente y solo coinciden en su animadversión a los nacionalismos separatistas. Esto lo sabríamos todos si en vez de esta memoria histórica retorcida que pretende imponer su relato, hiciéramos un relato de la verdad histórica de la que huye la izquierda para no reconocer sus propios errores. 

Las consecuencias de estas guerras caníbales tuvieron mucho que ver en los inicios de la contienda civil del 36. No esperemos que un acuerdo de las izquierdas solucione nuestros problemas cuando son incapaces de solucionar los suyos propios. Al final, una corriente de opinión creciente, empezó a valorar la posibilidad de que un partido como Ciudadanos pudiera entenderse con el PSOE para centrarlo y dar a España un gobierno de moderación que empujara nuestra economía de la mano de la estabilidad que tanto necesitamos. 

Veamos, el PSOE debilitado con sus 123 escaños tendría que ceder ante las demandas de Ciudadanos para ejecutar políticas contenidas que generaran confianza y permitieran continuar el crecimiento económico que mantenemos a pesar de nuestros políticos y así crecer en empleo y riqueza como país que aportaría beneficios para familias y jóvenes que no acaban de salir del túnel de la crisis. Las encuestas dicen que esta posibilidad ilusionaba a derecha e izquierda y ampliaba el espacio de centro. Rivera hubiera podido demostrar su utilidad en la política y mostrarse como un hombre de Estado, incluso entre el electorado de Ciudadanos, hasta un 70% valoraba esta opción como la mejor salida. 

Pero no, un Rivera con subidón, se levanta un día y decide imponerle un cordón sanitario al PSOE y colocar a España en la encrucijada que puede llevarnos a elecciones para, posiblemente, devolvernos a la casilla de salida sin mayorías claras que puedan conformar un nuevo gobierno estable. Tampoco en Madrid, Comunidad, Ciudadanos facilita un gobierno del PP. por otro cordón sanitario que los naranjas han impuesto en la capital. Tanto cordón sanitario acabará por convertirse en soga para esta formación de corta vida, como demuestra la salida de destacados líderes ciudadanos que han abandonado a Rivera en su alocada huida hacia no se sabe dónde. Ciudadanos lo tuvo todo en su mano para imponer sus políticas y moderar las aspiraciones sanchistas, pero no está sabiendo jugar sus cartas. 

A Rivera España le queda grande, no sirve más que para generar juegos revueltos. Si hay nuevas elecciones, la ciudadanía le hará saber que con gestos tabernarios en el Parlamento a lo mejor consigue un titular, pero es una estrategia suicida e irresponsable. Si no sirve, no vale, Rivera “game over”.

Rivera no sirve

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