Nos hemos vuelto locos

Hace unos días publiqué en mi Facebook un comentario que tuvo mucho éxito, a juzgar por las visitas y los comentarios de mis amigos virtuales. En él me preguntaba si los poderes maléficos le estaban poniendo alguna sustancia al Cola-Cao porque me cuesta entender algunos planteamientos de gente joven; son incomprensibles y parecen producto de alguna alucinación. La pasada semana una chica de no más de 30 años se presentaba como animalista y feminista para anunciar que, desde Navarra, se estudiaría proceder contra lo que supone la violación de las vacas en las granjas para extraerles leche para consumo humano. A principios de mes se produjo una manifestación de mujeres entre las que había portadoras de carteles que rezaban: “Muerte al macho”, “No quiero tu piropo, quiero tu muerte”, “La solución es la castración”, cosas “veredes”, que dijo Sancho. 

El debate hoy en España al más alto nivel,tiene su nudo gordiano en la exhumación de los restos de Franco en una especie de prolongación de la Guerra Civil y cuando intentábamos asimilar esta cuestión, superada por la transición y la Constitución aparece el nada dudoso actor Antonio Banderas para decirnos que tenía la sensación de que Franco llevaba más tiempo muerto en 1985 que hoy en día. 

A todo esto le faltaba la gran pirueta final, de momento, que la aportó el presidente de México, un hombre de sangre española que nos exige pedir perdón por lo que ocurrió hace 500 años de la mano de Hernán Cortés en la conquista de aquellas tierras. Es curioso porque más allá de la brillante respuesta de Vargas Llosa fueron los indígenas locales los que se apresuraron a recordarle a López Obrador que viven sumidos en la marginalidad y la pobreza sin que ningún gobierno de la nación haya hecho nada por darles una vida digna. Cortés llegó a sus tierras con poco más de 500 hombres y fue requerido por los indígenas para luchar contra el imperio azteca que los había esclavizado y hay que decir que no todos los que acompañaban al conquistador estaban dispuestos a jugarse la vida en esta encomienda, por ello Cortés quemó sus naves para evitar fugas y a partir de aquel momento fue considerado un héroe. 

Pero en aquella época de conquistas y medios primitivos seguro que se produjeron hechos injustificables sobre todo vistos con la perspectiva de 2019. Erasmus Darwin (1731-1802) dejó escrito: “En mis viajes por el inabarcable imperio español he quedado admirado de como los españoles tratan a los indios, como a semejantes, incluso formando familias mestizas y creando hospitales y universidades”. Por cierto, su texto finalizaba con una frase para la reflexión: “España era la sabia Grecia, la imperial Roma, Inglaterra el corsario turco”. 

La cuestión ahora es que ya hay quien reclama a Roma la licencia de obras de la muralla de Lugo o de la Torre de Hércules e incluso el certificado de final de obra y la licencia de ocupación municipal. En este delirium tremens en el que vivimos tenemos ocupados a nuestros políticos. Si los jóvenes tienen futuro, si se crean puestos de trabajo, si nuestra economía se recupera o si España se rompe son cuestiones que tendrán que esperar para encontrar un hueco en la agenda política. Lo dicho, nos hemos vuelto locos.

Nos hemos vuelto locos

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