Esto se pone interesante

Miren ustedes por donde estas elecciones del próximo 10 de noviembre pueden abrir la caja de Pandora. Cuando todo parecía arreglado y el interés de los españoles por los comicios estaba bajo mínimos, los acontecimientos recientes han espoleado al cuerpo electoral y ponen en serio peligro las previsiones de Moncloa, con Sánchez a la cabeza y sus escuderos Tezanos y Redondo. Según ellos, las elecciones eran un paseo marcial de Sánchez y las encuestan que manejaron les daban más diputados de los que se van a repartir. Vamos que la llamada a urnas era algo así como un trámite necesario pero irrelevante porque todo estaba hecho. 

Pero están pasando cosas que están cambiando el paisaje. Los hechos violentos de Cataluña y la falta de respuesta política e institucional de Sánchez, el traslado televisado de la momia de Franco, el dato horrible del paro y las perspectivas económicas que Europa nos anuncia están sirviendo de acicate para que los deseos del equipo Sánchez se desvanezcan poco a poco y los trabajos demoscópicos anuncian ya que sólo dos fuerzas políticas pueden mejorar posiciones y ninguna de las dos  están por la labor de facilitar la renovación del contrato con Pedro Sánchez. 

Dicen también las encuestas que el voto a Ciudadanos es voto perdido y que la utilidad del voto de centro derecha se materializará en el PP, mientras la derecha más dura se refugiará en Vox. Algunas previsiones apuntan que la izquierda puede no sumar y que los principales responsables del desacuerdo que impidió la formación de un gobierno, Sánchez, Iglesias y Rivera lo pagarán caro en las urnas. Con una campaña electoral reducida y sin mucho tiempo para reaccionar, el PSOE fía su suerte al efecto Franco que, a mi juicio, poco beneficio le reportará, la gente no estaba en eso como prioridad y las formas con las que todo se hizo, avergüenzan a izquierda y derecha del sanchismo. O sea, que de unas aburridas elecciones hemos pasado a un escenario en el que todo puede pasar y esta idea ha dado alas a los partidos que aspiran a sacar al presidente del Palacio de la Moncloa . 

La movilización del centro derecha será máxima mientras la izquierda se evapora entre luchas fratricidas que han puesto a Sánchez como interlocutor no válido y por eso no habla con Iglesias ni con Torra, ambos apoyos del presidente en la moción de censura que desbancó a Rajoy. Ante esta perspectiva que bien podría conducirnos a unas quintas elecciones en cuatro años, los españoles debemos de medir si estamos dispuestos a seguir este alocado juego o los ponemos en su sitio y ordenamos un nuevo gobierno que se ocupe del presente de los parados y del futuro de nuestros hijos que es lo que de verdad nos preocupa. Lo único que no tenemos es más tiempo que perder ni más oportunidades que dilapidar, no nos lo podemos permitir y lo sabemos. Enfrentarnos de una vez por todas al problema de los separatistas catalanes, con los que hablar es inútil salvo que se les concedan sus deseos y aceptemos la ruptura de España y de nuestra Constitución. Sin duda los separatistas saben que una de sus bazas importantes pasa por un gobierno de Sánchez que, desde la debilidad acepte los votos secesionistas para su investidura y ahí van a poner todas sus esperanzas y, precisamente por eso, toma mayor valor la sentencia que dictemos el 10 N. Si con nuestros votos anulamos toda posibilidad de gobiernos Frankenstein el futuro de España y de Cataluña tomará un nuevo rumbo y podremos concentrar todos nuestros esfuerzos en aquello que nos interesa a todos, el  presente y futuro.

Esto se pone interesante

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