El circo de Sanchez

Quien no recuerda, cuando los circos eran circos,  aquellos malabaristas que sostenían varios platos girando al mismo tiempo sobre un fino palo. El éxito consistía en mantenerlos en equilibrio cuanto más tiempo mejor sin que se cayera ninguno. 
La complejidad crecía cuantos más platos consiguiera el artista hacer girar. Una vez que los circos han perdido muchos de sus atractivos, la política ha ocupado su lugar para entretenernos, aunque en este caso, con consecuencias para los sufridos penitentes que mantenemos a nuestros políticos. 
El rey actual de la pista es Pedro Sánchez, que además de artista de circo ocupa el cargo de presidente de gobierno. Ahí es nada. Sanchez debe de mantener en movimiento cerca de 30 platos a la vez sin que se le caiga ninguno porque con uno que le falle, se le viene abajo todo su número. 
Por una parte, todos los partidos y confluencias del mundo podemita, socio de referencia de Sanchez en la moción de censura. La obsesión de Iglesias por controlar los medios de comunicación ha obligado al presidente a ceder a Podemos cargos de gran responsabilidad en RTVE, de tal manera que personas de confianza de Iglesias van a decidir los contenidos de los informativos y la programación del ente público, desde donde tratarán de practicar el sectarismo que les caracteriza con los dineros de todos los españoles. 
Su primera fijación es la supresión de la emisión de las misas dominicales que han demostrado su tirón de audiencia cada vez que se han visto amenazadas. Básicamente se trata de personas mayores y enfermas que no pueden salir de sus casas para asistir a los oficios y alimentan su fe a través de la pequeña pantalla. Siempre me resultó chocante el respeto que le merecen a la izquierda otras confesiones, la musulmana incluida, y el desprecio que muestran por la religión católica, ampliamente mayoritaria entre la población española. 
No les gusta esto a los de podemos y están dispuestos a acabar con ella. Creo que se equivocan con la fuerza del enemigo que se han inventado y, más pronto que tarde, recibirán respuesta de los católicos que viven en paz hasta que se sienten atacados. 
Pero es que Podemos suma del orden de 22 formaciones distintas y cada una de ellas es un plato que mantener en equilibrio. Otros socios de Sanchez son los independentistas. El apoyo de estos ha sido definitivo para el triunfo de la moción y nadie se cree que el apoyo de los separatistas sea gratis. Quieren la independencia y que mejor que un gobierno débil (84 escaños) para apretarle en cesiones que sostengan sus demandas secesionistas. Hasta Sánchez habla de encuentros bilaterales como si se tratara de reuniones entre gobiernos de dos países distintos. 
Este plato es difícil de mantener en equilibrio porque su nivel de exigencias y de intransigencias es ilimitado y practican el cuanto peor mejor y hay que reconocer que lo hacen bien, sobre todo cuando en la Moncloa hay un inquilino dispuesto a todo con tal de mantener su vivienda en el palacio. 
El mundo pro-etarra también apoyó a Sanchez y por eso el acercamiento de presos etarras está encima de la mesa como una prioridad, aunque solo sea para Sanchez y Bildu, con el guiño del PNV que cambia votos por “pasta”. Hay platos a los que la inercia se les acaba. Tendrá que sacar la chistera para ver que le sale, pero Sanchez, sin red, puede acabar estrellado y los españoles “pasmados” ante la impericia del artista. 
Bienvenidos a la función.

El circo de Sanchez

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