Dictador maduro

Llama la atención como la izquierda más asilvestrada centra sus acciones en rememorar a algunos dictadores mientras se muestra amable con otros. Es como si entendieran que hay dictadores buenos y malos. Los buenos son los dictadores de izquierdas, como los Castro o Maduro, entre otros, y los malos todos los demás. Algún tonto útil del ramillete podemita lo explica porque los dictadores militares son lo peor, como si los hermanos Castro, por ejemplo, fueran fontaneros.
¿Por qué protegen a Maduro ¿Seguramente hay razones inconfesables que lo expliquen, algún día lo sabremos. Lo que resulta alarmante es que pretendan importan el sistema bolivariano para nuestro país. La destrucción de la separación de poderes, como ocurre en Venezuela, es la peor forma de todas las dictaduras, aquella que se disfraza de democracia para prostituirla y ofrecer al pueblo un idílico mundo que en aquel país se traduce en hambre y muertes.
Algunos quisieron ver en la prisión domiciliaria de Ledesma o López un gesto del dictador Maduro en búsqueda de la concordia. Siempre fue mentira, solo se trataba de adornar su elección ilegal de la constituyente para robar la soberanía a los venezolanos dándoles un cambiazo atando todos los resortes del poder para consolidar su sistema, una dictadura amorfa que garantizaría el trono del dictador por los siglos de los siglos. Incluso el cabecilla de los restos de Izquierda Unida en España ha salido del armario para alabar al dictador.
No es extraño, los comunistas conocen bien las dictaduras y les gustan, si son de su cuerda. De hecho, las dictaduras más sangrientas en la vieja Europa han sido comunistas y han masacrado a sus pueblos eso si, en nombre del pueblo. En pleno siglo XXl no se puede vender a ningún dictador como la solución a ningún problema. Si algo hemos aprendido en España es que la democracia es un bien que debemos proteger y que la Ley es nuestra garantía, es lo que nos hace iguales para salvaguardar nuestros derechos. Nadie en su sano juicio, esto excluye a Willy Tolerdo, podría justificar a Hitler por haber ganado unas elecciones. Nadie puede justificar hoy a un presidente-dictador que hunde a su país en la sangre de sus ciudadanos. La memoria histórica parece servir para juzgar asuntos del pasado superado, se preocupa de muertos de otros siglos mientras calla y oculta a los dictadores del presente. La actuación del Gobierno Venezolano con los líderes opositores, sacándolos de sus casas con nocturnidad y alevosía hacia no se sabe dónde, recuerda a Calvo Sotelo, ojalá no acabe igual, en los años más oscuros de la República española, la misma que cavó la tumba de miles de españoles en Paracuellos del Jarama cuando ni tan siquiera había estallado la contienda civil española. No he oído a nadie, ni de izquierdas ni de derechas, solicitar que esos miles de españoles asesinados sean desenterrados y sus restos entregados a sus familias. Debe ser que hay muertos olvidados y otros resucitados.
Sé bien que estas líneas me acarrearán duras críticas de aquellos que hacen del sectarismo su forma de vida, aquellos que anidan en el rencor y retuercen la historia para reescribirla a su antojo. No olvido la dictadura de Franco y por eso no quiero más dictaduras, pero puesto a preocuparme prefiero preocuparme por los dictadores de hoy que por aquellos que están en la historia. A estos los estudio, a los vivos los critico y los desprecio. Maduro es un político despreciable. Solo las urnas y desde la libertad, Venezuela reorientará su futuro. Aquellos que jalean al dictador son cómplices de sus acciones. Gratis los meritorios, y cobrando, los “amigos “,todos son el soporte de un dictador.

Dictador maduro

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