Coruña, ¿a dónde te llevan?

los coruñeses somos usufructuarios de una importante herencia. Nuestros antepasados construyeron una gran urbe, con proyección internacional y parte de la vanguardia de la modernidad en lo cultural, empresarial y también en el modelo de ciudad. Hace ya muchos años que, desde la humildad, algunos venimos diciendo que nuestra ciudad ha perdido ritmo de crecimiento y desarrollo y que solo la inercia nos mantenía en una posición destacada. 
En los últimos 30 años, La Coruña que conocimos se ha desdibujado. De ser la referencia administrativa de Galicia a ser una población más; de ser la referencia financiera a no ser nada, con la pérdida de todas las instituciones financieras que aquí habitaban y que incluso habían nacido aquí. De ser la referencia militar a perder la Capitanía General y la Brilat y con ello miles de familias que vivían y gastaban sus dineros aquí, a no ser nada, y de ser la referencia portuaria del noroeste a ser los vecinos de al lado de Arteixo. Todo ello a lo largo de los años y con el silencio cómplice de demasiados coruñeses. 
Se nos ha escapado el liderazgo entre los dedos como agua que se quiere retener en las manos. Aún hoy hay quien pone en tela de juicio el futuro de nuestro aeropuerto o pretende tratar a la ciudad como a la cenicienta del área metropolitana. Y los coruñeses seguimos callados. Ahora nuestra ciudad tiene ante sí el reto definitivo; darle a Coruña el impulso que necesita para recuperar su condición de líder en los sectores estratégicos o mantener el silencio demoledor que nos ha traído hasta aquí. 
Sin duda, el Ayuntamiento, el Gobierno municipal, debiera ser generador de proyectos que revitalizaran la ciudad que alimentaran la ilusión de una ciudadanía que, ha demostrado ya muchas veces su resiliencia, sobreponiéndose a todas las adversidades que se nos han presentado a lo largo de nuestra historia, pero no lo es. Lejos de fortalecer nuestra autoestima se centra en pequeñas cuestiones que adorna con enormes pancartas en los balcones del palacio municipal, le da la espalda al emprendimiento y a la captación de inversores que apuesten por la vieja Marineda para crear trabajo y riqueza para todos. Se mira al empresario con desprecio y se le tacha de sospechoso. 
La Marea que ocupa María Pita ya lo dijo nada más aterrizar en el poder municipal: “No venimos a gestionar, sino a cambiar el sistema”. Y con esta tarjeta de presentación nada podíamos esperar los coruñeses. Pero dos años después de su llegada, las cosas, como cabía esperar, no han mejorado, todo lo contrario. Nunca la ciudad estuvo tan paralizada y jamás nuestros jóvenes tuvieron que buscar su futuro en la emigración que ya teníamos por superada. 
Una ciudad sin jóvenes es una ciudad sin futuro y una ciudad sin ofertas de empleo está condenada a quedarse sin jóvenes. O los coruñeses cambiamos el rumbo o seremos los responsables de nuestra decadencia. La Coruña no puede esperar más ni perder más tiempo. Toca volver a ganar y, para ello, todos somos necesarios. Algún día nuestros hijos nos preguntarán: ¿Qué habéis hecho con La Coruña? Piensen la respuesta y démosle a la ciudad la oportunidad que merece. Con la actual hoja de ruta, nos vamos a las rocas.

Coruña, ¿a dónde te llevan?

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