Como fallen las encuestas…

La opinión pública no se puede modelar como si fuese plastilina, aunque algunos crean que sí. Es cierto que se puede influir en ella, siempre hubo y habrá líderes de opinión que arrastran seguidores hasta acercarlos a su criterio que, una vez compartido, pasa a ser criterio propio de los más fieles. También es verdad que se puede intentar manipular a la gente, hay medios de comunicación que se dejan la piel en el intento y retuercen la verdad sin piedad hasta conseguir adeptos como si de una secta se tratara. 

Todo esto es cierto y todo parece indicar que Moncloa y su larga lista de sirvientes mediáticos, apuestan por estas opciones jugándose toda su fortuna a una sola cara de la moneda. Olvidan que tiene dos. El presidente Sánchez y su asesor Redondo se han dejado conquistar por los demoscópicos y en base a sus informes, CIS incluido, han llamado a los españoles a las urnas para buscar el resultado electoral que desean, cortando las piezas del puzle a medida y dibujando su mundo feliz sobre el papel que, como saben ustedes, aguanta lo que le eches. 

Vamos que si por Moncloa fuera, no harían falta ni elecciones y todo saldrá según sus propias previsiones. Pero todo esto tiene un pequeño problema que se llama libre albedrío. Los votantes tenemos la libertad hasta el último momento de coger la papeleta que queramos y solo el escrutinio dirá cual es el auténtico sentir de la ciudadanía. 

De hecho, las encuestas empiezan a cambiar y las que anunciaban ventajas para unos ya recortan sus previsiones en beneficio de otros que, en el puzle monclovita aparecían difuminados. Del viejo “sorpaso” imposible de Podemos al Psoe estamos pasando al “sorpaso” de Vox a Ciudadanos y aquí sí hemos de reconocer que concuerdan todos los sondeos, Ciudadanos pagará caro en las urnas el ego de su líder y muy mal deben de estar para anunciar su matrimonio con un cadáver político como es Upyd. Rivera se equivocó de cabo a rabo y dilapidó un inmenso caudal de confianza e ilusión que el pueblo español le había regalado, el propio líder catalán ya anuncia que no necesita de la política para vivir porque debe tener trabajo fuera de la política, aunque sea de maletero de su novia que va cantando de ciudad en ciudad y necesita ayuda logística. 

El problema sr. Rivera no es su futuro, eso es cosa suya, el problema es lo inútil que es su presencia en la política, después de tirar a la basura las grandes oportunidades que ha tenido para ser útil a España y los españoles. 

Así las cosas, con un PSOE desconcertado ante la debilidad del su propio puzle, un PP que se ha volcado al centro y un sistema multipartidista que se ha demostrado impracticable, las urnas nos esperan para que le demos solución a los problemas que, otra vez, nos han creado los políticos. 

Y lo haremos porque ya se anuncia una nueva crisis cuando aún cargamos con los duros efectos de la anterior y sabemos que las crisis económicas se agudizan con políticas de izquierdas que tienden a gastar lo que no tienen y después castigar nuestros bolsillos con impuestos que ya rozan lo confiscatorio. El imaginario popular tiene asimilado que la izquierda vacía la caja, la derecha la llena y ya después vuelve la izquierda para gastar lo ahorrado. 

Por eso, desde el hartazgo, los españolitos podemos llegar al día 10 del próximo mes y hacer saltar las encuestas por los aires y dejar el puzle de Pedro Sanchez en un mero juego de mesa. No imagino la cara de Sánchez o de Redondo o la de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón si el once de noviembre nos levantamos con otras posibilidades de gobierno. 

Como fallen las encuestas…

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