Rebajar el tono

El año comienza tal vez con mayor confusión que el que acabó. Las palabras echan a correr y se mezclan los conceptos como si esto fuese un puchero en el que todo vale. Escucho atónita los comentarios de quienes hablan de “las mujeres” como si fuéramos un ente compacto que responde a un comportamiento y pensamiento únicos. Veo organizaciones políticas que se arrogan el derecho a ser las únicas defensoras de “las mujeres”. A mi, por lo menos, no me han preguntado nada…
Oigo a nuevos políticos decir que las ayudas para las víctimas de violencia en realidad van a financiar organizaciones afines a sus contrincantes, sin embargo no se presentan denuncias en los tribunales.
Observo cómo el Pacto contra la Violencia de Género, apoyado por todos los partidos en el Congreso de los Diputados (oh milagro) ahora se pone en duda por esta nueva formación, Vox, y pretende ser utilizado como moneda de negociación para un pacto de gobierno en Andalucía.  Delirante.
Entre tanto miro los medios. El 2018 se cierra con el asesinato de Laura Luelmo. Con este crimen se abre el debate sobre la necesidad de modificar el concepto de violencia de género. Hasta ahora sólo es considerada violencia machista la ejercida por una persona que tenga relación afectiva con la víctima. Por tanto el de Laura no lo es.
Empieza 2019 con otro asesinato que esta vez cumple con todos los requisitos: un hombre asesina a su expareja en Laredo. El contador arranca otra vez. Unos días después llega la resolución judicial de mantener en libertad a los de la manada hasta que resuelva el Supremo y la polémica vuelve a encender los debates nocturnos y mañaneros de radio y televisión. 
Llegan los Reyes Magos y son detenidos cuatro hombres, sospechosos de violar a una chica en Alicante.  Corre el sensacionalismo por las redes, millones de visitas en los vídeos más escabrosos. No puedo evitar preguntarme ¿qué tiene que ver todo esto con la igualdad de oportunidades entre los sexos? 
Me parece tan necesario reflexionar de manera pausada... rebajar el tono y ante todo despolitizar el debate... Me niego a aceptar que la igualdad de oportunidades, la búsqueda de la paridad y el reconocimiento equiparado para mujeres y hombres sean instrumentos usados sin escrúpulos para ganar unos pocos votos.
La violencia machista está ahí, puerta con puerta de su casa. Algunos hombres consideran que tienen el derecho y la capacidad de decidir sobre la vida de su esposa, amante o novia. Quien no lo quiera ver se equivoca radicalmente. El año pasado fueron 47 los hombres que mataron a mujeres con quienes mantenían una relación afectiva. ¿Son los hombres los enemigos?
La desigualdad es uno de los factores que puede desencadenar un maltrato, pero esto no es un paradigma. Es más, la desigualdad entre mujeres y hombres existe en los hogares y parejas más felices. La violencia no sólo es producto de la desigualdad, sino de muchos otros factores. No es el resultado de una conspiración patriarcal organizada contra las mujeres. Tampoco lo es la desigualdad. Es el resultado de un modelo social y económico que, felizmente está cambiando con el trabajo contante de concienciación y educación.
 

Rebajar el tono

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