De nueve a seis

Ya hemos pasado el primer domingo de mayo, el Día de la Madre.  Hemos recibido los dibujos y manualidades de rigor de los más pequeños. De los adolescentes los regalos que les permiten el ahorro de sus pagas semanales. De la descendencia que ya cotiza, la visita y el correspondiente regalo, todo esto regado con besos y abrazos que, por supuesto, nos emocionan y nos reconforta el reconocimiento a tantos desvelos.

Después de este domingo emotivo les propongo que hagamos una reflexión menos optimista y sentimental. Porque la situación que vivimos desde hace décadas nos presenta un panorama donde el perfil de la madre ha cambiado de forma radical. La primera reflexión es que las mujeres cada vez se piensan más el dar el paso a la maternidad. Las cifras son más que elocuentes: en el año 1975 nacieron 44.000 bebés en Galicia. En la actualidad apenas llegamos a los 16.00, es decir, tres veces menos.

La segunda reflexión hace referencia a la edad en la que damos el paso para convertirnos en madres. En los años 90’-tampoco hace tanto- la franja de edad para tener hijos fluctuaba entre los 25 y los 29 años. Ahora esa edad la hemos incrementado en diez años: las mujeres en Galicia son madres entre los 35 y los 39 años.

La tercera reflexión, consecuencia directa de la anterior, es que de media tenemos menos hijos. En Galicia la tasa es de 1,13. Si a estas tres constataciones les sumamos que vivimos de media mucho más tiempo que en los años 70’ tenemos un cóctel explosivo: sociedad envejecida, población activa que se reduce, incremento del gasto sanitario, incremento del número de pensionistas, etc.

Se calcula que para que se produzca una regeneración poblacional es necesario superar la media de 2,1 hijo por mujer; es decir, prácticamente tener el doble de hijos de los que las gallegas tienen en la actualidad. Veo a mi alrededor a muchas mujeres que ya han pasado de los 30 y aún no se plantean la maternidad, otras a las que se lo plantearon tan tarde que sólo les dio tiempo a tener a uno y otras que directamente optan por no tenerlos para dedicarse en cuerpo y alma a su proyecto profesional, asunto muy legítimo por otra parte.

Aunque queramos cambiar las cosas, y vaya que han cambiado, lo cierto es que son las mujeres las que siguen teniendo la prerrogativa de la maternidad. 

Precisamos, pues, que la rueda siga rodando, que nazcan más niños para que la población activa crezca, se cotice más, se paguen más impuestos y, por ende, se  mantenga el sistema que hace posible que llegado el momento podamos dejar de trabajar. 

Para eso parece bastante evidente que son necesarias medidas de motivación, en primer lugar, para las mujeres. Ahora que vamos a tener nuevas Cortes y nuevo Gobierno, al menos eso cabe esperar, habría que recordarles que el cambio de horarios laborales y escolares lleva años esperando. A ver si alguien desempolva del cajón la propuesta de la jornada de 9 a 18 horas.

De nueve a seis

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