CONCILIADAS

Es mediodía cuando a mi peluquera le suena el móvil. Es la directora del colegio de sus hijos. Tiene tres. Le comunican que debe ir a recoger al mayor porque está con fiebre y vómitos. Cuelga y llama a su padre: “Papa, puedes ir a recoger al niño”. Si no tuviese a mis padres yo no podría trabajar, me resultaría imposible, me explica. Esto es conciliar. Conciliar hoy por hoy es tener padres y suegros, cuidadoras y canguros, servicios de guardería en los colegios, campamentos durante las vacaciones etc.  En estas circunstancias una mujer con perspectivas profesionales lo tiene difícil si no cuenta con un entorno familiar que le apoye. Es verdad que no se tiene hijos porque haya más o menos guarderías. Tampoco porque se entreguen cheques bebé o se practiquen rebajas fiscales. Felizmente la maternidad tiene que ver con algo más profundo que nos define como especie. Pero es también evidente que el instinto de reproducción y el sentimiento de satisfacción que produce traer niños al mundo pueden ser promovidos y estimulados.
Llevamos años escuchando que Galicia tiene un problema demográfico de envergadura. Con mayor alarmismo unos que otros todos los expertos vaticinan que, de no cambiar la tendencia, tendremos un serio problema para financiar las pensiones. Desde los ámbitos de la gestión sanitaria nos avisan también de que vivir más está muy bien porque nos equipara a nuestros vecinos ricos del norte, pero que la otra cara de la moneda es que el gasto sanitario y farmacéutico se disparará y alguien debe pagarlo. Desde el punto de vista de la natalidad son necesarias políticas de motivación que estimulen a las mujeres a tener hijos. Lo primordial es acabar con el sentimiento de que se debe elegir entre trabajo e hijos. El asunto no tiene desperdicio: varias generaciones de mujeres pelean por el derecho a incorporarse en condiciones iguales al hombre al mercado laboral. Y luego las echamos si quieren ser madres. 
Hace unos días la Xunta anunció que pone en marcha un paquete de medidas para impulsar la conciliación. Incremento de número de plazas en las guarderías, el Bono Concilia, una ayuda directa a los padres para el pago de una escuela infantil en caso de no poder acceder a una escuela pública son algunas de las medidas. Dos llaman la atención: la convocatoria de una línea de subvenciones para financiar la construcción de escuelas infantiles en polígonos empresariales y la incorporación de cláusulas sociales en los contratos de licitación de la Administración. Así, si existe empate entre dos empresas que opten a un contrato se primará a la compañía que tenga un plan de fomento de conciliación. Ambas son de interés porque no se puede hablar de conciliación sin implicar a los protagonistas. Veremos el resultado.

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