Presupuesto de cartón piedra

El Proyecto de Presupuesto municipal que mañana va a presentar Xulio Ferreiro al pleno para su aprobación inicial tiene la misma consistencia que la falla que cada 23 de junio arde en Riazor. Es puro cartón piedra. Aparenta solidez y robustez, pero no tiene el armazón adecuado y necesario para hacer frente a los problemas de los coruñeses, que es —o debería ser— su única razón de ser. Para el propio Ferreiro es un alivio afrontar la recta final de su mandato sin la obligación de cumplir promesa alguna. El Partido Socialista, siempre dispuesto a ponerle la alfombra a la Marea, le ha dado la excusa perfecta para seguir sin hacer nada. 

Consciente de que los presupuestos nacían muertos, no ha tenido el más mínimo reparo en presentar un proyecto que —de salir adelante— traería consigo más parálisis, más despilfarro, más amiguismo, menos inversiones, menos ayudas y menos prestaciones. Con esta hoja de ruta, que no pasará del kilómetro cero, Ferreiro destruye oportunidades de empleo, sube la previsión de ingresos por impuestos, abandona los barrios al mermar inversiones y mantenimiento, reduce subvenciones y prestaciones sociales, disminuye las partidas de turismo y comercio, y externaliza más servicios que nunca.

De nuevo el alcalde ha jugado sucio. Se recrea en su falta de respeto y deslealtad institucional al habernos entregado, al menos al Partido Popular, el primer papel de los presupuestos el último día de plazo legal, mucho después de habérselo facilitado a los socialistas y a los medios de comunicación. En el colmo de la desfachatez, y sin haber cumplido con la cortesía de informar, se permitió el lujo de exigirnos nuestro apoyo. No, señor Ferreiro: en el PP no repartimos salvoconductos. No se confunda.

Ahora que se sabe exento de compromisos mete en el saco todos los proyectos incumplidos: el mercado de Monte Alto, el de Santa Lucía, el Remanso, el polideportivo del Castrillón, el espacio municipal en Fábrica de Tabacos, la eliminación del viaducto de la ronda de Nelle… Todo lo que nunca hizo, justificado ahora por el martirio al que el PSOE supuestamente somete a su socio preferente. 

Pero no hay excusa. No podemos apoyar unos presupuestos que vuelven a olvidarse de los barrios: ni una escuela infantil, ni un centro cívico, ni un centro de día, ni una biblioteca. No hay solución a la suciedad en las calles, al descuido que arrastra A Coruña. No hay ni una satisfacción para los coruñeses. Hasta las partidas para mantenimiento de vías públicas y alumbrado disminuyen en 5,5 millones respecto a lo que consignaba en el anterior mandato el Partido Popular. Hablamos, agárrense, de un tijeretazo del 31 por ciento.

Mañana la ciudad asistirá a la ceremonia de la confusión. Pese a saber que no va a ningún lado, Ferreiro perderá la tarde en ofrecer una sesión de victimismo. Daríamos por buena la función si a cambio el martes a primera hora el alcalde se pusiese a trabajar en lo urgente e imprescindible: cumplir la moción presentada por el PP, y aprobada en enero, para que tramite un modificativo urgente aprobando los convenios con entidades de la ciudad, en riesgo de asfixia. Es imprescindible.

Presupuesto de cartón piedra

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