Nostián: culpables e inocentes

La mañana del 10 de septiembre de 1996 quedó marcada en nuestra memoria colectiva, la de los coruñeses, como otra de esas catástrofes ecológicas que nos ha marcado en las últimas décadas. Cientos de miles de toneladas de basura rodaron por la falda de Bens hasta arrasar O Portiño y alcanzar el mar. Siendo una tragedia en sí misma, lo peor fue la desaparición de Joaquín Serantes.
De ese error histórico, que fue acumular basura, surgió una supuesta solución. Poco más de tres años después el Ayuntamiento puso a funcionar la planta de tratamiento de residuos de Nostián. La teoría era revolucionaria y pionera. Pero la práctica nos ha devuelto la realidad: era una buena idea, que nunca llegó a estar bien ejecutada.
Salvo sorpresa de última hora, hoy mismo arranca una huelga indefinida de los trabajadores. Llegan a este punto porque pesa sobre ellos un expediente de regulación de empleo temporal que puede llevarse por delante 80 puestos de trabajo, entre empleados fijos, eventuales y plantilla de empresas auxiliares cuya carga depende de la actividad en la planta.
El debate de quién es el culpable de esta situación está abierto. La empresa lleva 20 años pleiteando e incumpliendo sistemáticamente los pliegos por los que accedió a la concesión, eso lo sabemos. Pero, el Ayuntamiento se ha puesto de perfil. Cuando Inés Rey llegó al despacho de la Alcaldía tenía sobre la mesa una carpeta roja en la que se le alertaba de la situación. Un problema que ya se le había plantado hace años a la Marea Atlántica y que esta no quiso ver, porque la Marea se pasó meses ciega, sorda y muda.
Ahora tenemos un gran problema. La planta no es eficiente medioambientalmente. De las tres que hay en Galicia es la menos eficaz y, en consecuencia, la más cara para sus vecinos. Tenemos víctimas inocentes. Las directas, los trabajadores que se ven en la calle. Las indirectas, los casi medio millón de vecinos, entre la ciudad y el Consorcio das Mariñas, que nos preparamos para sufrir las consecuencias de la huelga. Ni los ciudadanos ni los trabajadores somos los culpables de la falta de gestión de la empresa y de la desidia del Ayuntamiento. Ni la Marea ni el PSOE pueden argumentar que todo esto les coge por sorpresa. Dice la alcaldesa que los pliegos necesarios para sacar el servicio a licitación “son complicados”. Nadie les ha dicho que gobernar no es fácil. Mejor dicho: sí se lo hemos dicho, pero no escuchan.
A Coruña está sucia. Era campaña electoral y las promesas salían baratas cuando Inés Rey asumía como propia la idea del PP de tomar como urgentes e inaplazables medidas inmediatas para limpiar y asear A Coruña. Seis meses después seguimos sin adjudicar la limpieza viaria, seguimos sin resolver la recogida de residuos sólidos y nos preparamos para añadir a esa pesada lista de servicios sin contrato su procesado. La promesa sigue esperando, tanto en la teoría como en la práctica, sin un plan ambicioso y dotado de las partidas presupuestarias oportunas. Le pedimos al Gobierno local que gobierne. Que lleve de su mano este asunto, porque la planta es del Ayuntamiento. Que anteponga el futuro de esos trabajadores amenazados por la espada de Damocles de un despido en Navidad. Y una vez solucionado esto, que haga cuanto esté en su mano para que el servicio siga funcionando con normalidad. No es posible dar marcha atrás para hacer ahora lo que debería esta ya hecho, pero sí es posible acelerar las marchas para acabar con esta desagradable situación.

Nostián: culpables e inocentes

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