La nueva Ciudad Vieja

En la permanente y casi obsesiva búsqueda de la sintonía en la que se escuchan con más claridad las mayores preocupaciones de los coruñeses siempre nos encontramos con una Roma común en la que confluyen todos los caminos. Tenemos un grave problema multiplicado –según los datos más recientes– por 17.003. Cada desempleado es la punta del iceberg de un drama personal y familiar.

Quien no entienda esta cuestión como el común denominador de cualquier iniciativa que se tome desde la administración –y el Ayuntamiento es la más cercana al ciudadano– perderá su tiempo, su esfuerzo y el dinero de todos. Detrás de cada decisión, de cada idea, tiene que estar, necesariamente, una oportunidad para al menos un desempleado. Siempre lo digo: no hay mejor política social que el empleo.

Esta semana hemos abierto las ventanas para que respiren dos nuevas iniciativas, construyendo ese programa compartido que estamos modelando entre todos y con el que aspiramos a reconducir la errática trayectoria de estos cuatro últimos años. El lunes nos sentamos a escuchar a los vecinos de la Ciudad Vieja. El miércoles hicimos lo propio con las gentes de la cultura. En ambos casos, como en todos los anteriores, hay inquietudes comunes. La más repetida es que María Pita ha dejado de escuchar.

Viene todo esto a colación porque nos ha llamado la atención como, desde dos orígenes totalmente distintos –la revitalización de la cuna histórica de la ciudad y el impulso al ámbito cultural– hemos llegado a la misma conclusión: la alegría de Coruña depende del bienestar de los coruñeses. 

Creemos firmemente que la Ciudad Vieja se merece algo más que la frustrada peatonalización perpetrada por Xulio Ferreiro. La piedra primitiva y desgastada sobre la que se fundó nuestra Coruña se merece un plan ambicioso y realista a partes iguales. Nuestra intención es poner en marcha una estrategia basada en cuatro ejes básicos: el administrativo, el urbanístico y de rehabilitación, el económico y el cultural.

Trasladando, dos días después, los trazos gruesos de este plan a las gentes de la cultura nos encontramos con una alta dosis de empatía. En el fondo, lo que la mayoría de los coruñeses queremos es sentirnos rodeados de actividad. En pocas palabras: vivir en la ciudad de las oportunidades. En la Ciudad Vieja, sí; pero en el resto de los barrios, calles y plazas, también.

Por eso creo que estamos en el buen camino. Creo haber dado con las cuatro claves para que Coruña vuelva a levantar cabeza: escuchar, elaborar, explicar y ejecutar. No me canso de escuchar y me enriquece de un minuto a otro. No me llegan las horas del día para elaborar, para darle forma y cauce a ese torrente de ideas que nos proponen los coruñeses. Vivo en la permanente búsqueda de la claridad y la concisión en la explicación. Y dirijo un equipo que está preparado para ejecutar. Para poner en marcha nuestro proyecto, que es el de todos, desde el primer instante. No sé si los demás pueden decir lo mismo.

La nueva Ciudad Vieja

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