Visita a la Moncloa

En la sesión de control al Gobierno de la semana pasada faltó información y debate sobre la visita a la Moncloa del titular del ejecutivo gallego. Seguramente fue una cuestión de tiempo lo que impidió que el presidente informara de los resultados de su encuentro con Rajoy y que la oposición preguntara por ello.

Dicen las crónicas que fue un encuentro cordial entre dos “conocidos cualificados”. Feijóo se presentó en Madrid con los deberes cumplidos. Como presidente del partido en Galicia, con su mayoría absoluta obtenida en las elecciones, y como presidente de la Xunta, con la hoja de servicios del gobierno de una comunidad solvente que cumple con el objetivo de la estabilidad presupuestaria.

Estos eran sus poderes a la hora de ajustar las cuentas pendientes con Galicia y cerrar algunos acuerdos importantes para el país. Como las tres grandes infraestructuras: el tren de alta velocidad que -a ver si es verdad- enfila la recta final para la conexión con la Meseta en 2018; la autovía del Cantábrico, que salvará el obstáculo de Mondoñedo este mismo año; y el eje atlántico ferroviario en el tramo Santiago-Vigo, que quedará abierto en 2014. “ Es lo que tienen los demás y no es mucho pedir”, dijo el presidente al anunciar los compromisos, y es verdad que, más que una concesión graciable del gobierno central, es de justicia rematar estas obras tan importantes para la vertebración de Galicia.

Conseguir que estas grandes obras mantengan sus ritmos y sus plazos habrá sido fácil para el presidente Feijóo. Seguramente encontró más problemas a la hora de arrancar compromisos concretos para conseguir carga de trabajo para Navantia Ferrol y desbloquear la construcción del dique flotante; para mejorar las condiciones de los pesqueros gallegos en Mauritania; para que los precios de la leche compensen el coste de producción o para que la reforma de la administración local tenga en cuenta las peculiaridades de Galicia.

Después de repasar todos estos asuntos pendientes y alguno más, a falta de información se puede especular que el presidente de la Xunta mostrara al inquilino de la Moncloa el cansancio por su larga y contrastada fidelidad a las políticas de austeridad y demandaría poder complementarlas con políticas de estímulo para buscar el crecimiento de la economía.

Esas demandas de crecimiento también sonaron con fuerza en la cumbre europea, pero aquí son una necesidad tan imperiosa como las infraestructuras para que la austeridad no desemboque en los trescientos mil parados.

Visita a la Moncloa

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