SE VA A ROMPER

La elasticidad –y no refiero a la de la demanda, hoy en día bajo mínimos– permite estirar un elemento hasta un cierto límite, llegado el cual se rompe. Un ejemplo: un globo lo podemos hinchar hasta un tope en el que, rebasado, revienta. Algo parecido está ocurriendo con nuestra economía que, como sigan apretando con las restricciones y los ajustes, va a llegar un momento – que no es conveniente– que reviente.

Se dijo que el copago de medicinas supone dos cafés al mes; vale; pero, si sólo fuera esta reducción, no pasaría nada; pero si le añadimos el aumento de las tasas de educación, de los precios al consumo, de los combustibles, de los impuestos, etc., ya nos quedamos sin cafés durante todo el mes, al propio tiempo que, con la reducción o la congelación de los salarios, el desempleo, en suma, la disminución de ingresos junto con el mayor gasto, hacen que el panorama sea inaguantable. Y encima vienen con el posible pago por circular por autovías, que obligará a volver a las carreteras convencionales que están, en su mayoría, en un estado deplorable por el abandono padecido.

Todo esto está provocando un descenso de la demanda, y las consecuencias pueden ser desastrosas, debido al escaso flujo del dinero disponible y el incremento del ahorro personal por aquello del “por si acaso”. Y todos sabemos que el dinero sólo tiene valor cuando circula. Ajustes sí, pero hasta cierto límite, y compensados con medidas que no restrinjan el consumo que es el motor de la economía.

SE VA A ROMPER

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