QUE VUELVA LA CORDURA

Andan los socialistas con la mosca detrás de la oreja. No las tienen todas consigo y se preguntan una y otra vez quién es ese Enrique Peña Nieto, que se presenta como presidente electo de México y a quien parece que ha fichado Feijóo para dinamitarle al PSdeG su maravillosa campaña. Pachi y los suyos se beneficiaban de que el contrato de Pemex con los astilleros de Barreras y Navantia no se puede divulgar. Agarrándose a ese clavo ardiendo, se cansaron de llamar mentiroso a Feijóo, al tiempo que le pedían el que mostrara el acuerdo (algo imposible, más si se tiene en cuenta que fue firmado por entes privados). Y, por supuesto, como el presidente no lo enseñaba (seguramente porque no lo tenía), pues eso, más leña.

Y en esas llegó este Enrique Peña (ojo, sin hache) y aseguró que los contratos existen y que, a tenor de lo bien que se construyen los barcos en Galicia, habrá todavía más buenas noticias para el naval gallego. Así, en un segundo, el próximo presidente del país norteamericano, a quien, por cierto, alguna aspirante a parlamentaria gallega también se atrevió a llamar mentiroso, se cargó de un plumazo buena parte de la campaña que habían montado los socialistas y a la que, como manda el guión, se habían sumado los nacionalistas, los anovistas y demás fauna con opción a escaño.

Menos mal que nos queda Alcoa, pensaron en la rúa de O Pino y Pachi y Rubalcaba se fotografiaron con un comité de empresa desesperado porque veía que su factoría se cerraba. Antes los había visitado el ministro de Industria, que es clavadito a Aznar, pero sin bigote. Tal vez por eso no les acabó de convencer con su anuncio de que se rebajaría la tarifa eléctrica para que la compañía no cerrara sus factorías de A Coruña y A Mariña.

Al final, tuvo que ser el director de Alcoa en España, José Ramón Camino, el que les jurara y perjurara a los trabajadores que no hay problema, con lo que se acabaron los encierros, las protestas y el tema recurrente de los mítines de quienes querían culpar a Feijóo de la muerte de Manolete.

Por cierto, hablando de muertes, la palma se la lleva Beiras, fenecido (políticamente hablando) hace una legislatura y resucitado por obra y gracia de la explosión del Bloque y de coaligarse con esos comunistas centralista de Madrid que ahora son nacionalistas. Para él, Feijóo es el mayor asesino en serie de la historia, responsable de cuanta esquela se publica en la prensa gallega, por cobrarles ocho euros al mes a los jubilados por su medicinas y por recortar en gasto sanitario, con lo que, dada la mala asistencia, aquel que acude al galeno está condenado a morir entre graves sufrimientos. Y mientras, Feijóo, alertando de las merluzas malvadas y carnívoras que atacan a los bañistas a bocados en la playa de Riazor.

Es un consuelo que las elecciones sean este domingo, a ver si así vuelve la cordura a la política gallega.

QUE VUELVA LA CORDURA

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