PAISAJE MENTAL

La galería Monty4 expone la obra del coruñés Julio Sanjurjo, titulada “Paisaje mental” por ser su protagonista el cerebro humano. Cabezas esquemáticas de corcho, de hierro o de aluminio sirven de soporte para configuraciones laberínticas que recuerdan de algún modo las circunvoluciones cerebrales; se trata, en realidad, de un metáfora visual que alude de un modo sencillo a la complejidad de las infinitas operaciones y sinapsis que ser producen en nuestro maravilloso e inimitable ordenador, desde el encierro en un monólogo, como ocurre en “Hablando solo”; la comunicación de un pensamiento, como quiere expresar en “Compartiendo idea” o en “Conversación”; hasta la capacidad ya más compleja de reproducir un paisaje con sus formas y sus matices de color.

Esto es lo que manifiesta en “La decisión”, que nos parece una de sus más interesantes creaciones: de una cabeza construida en forma de bloque opaco emerge, como salido de la nada, con sus árboles, sus colinas, su cielo, su horizonte, un ondulante paraje verde, susceptible de desplegarse ad infinitud o de volver a encerrarse en su lugar de origen; de ahí tal vez el título, en alusión al acto creativo: uno puede decidir guardar o proyectar para disfrute de otros lo que lleva encerrado en su interior.

A veces, las ideas chispean, brillan, como parece querer decir en “Mente brillante”; otras veces, se tiñen de azul, que es el color de los sueños, y componen un “Deep blue day”; y, a veces, desdichadamente, nos crean una terrible cárcel, en la que nos encerramos, como en un bloque monolítico; tal es lo que sugiere “Mente férrea” que escultóricamente es quizá su pieza mejor conseguida. Otra pieza original es la que titula “Mente especial”, cuyos compartimentos se colorean de semillas y de especias olorosas, esa es la mente generosa y fructífera, la que tiene calideces de verano y plenitudes de otoño recolector; y luego hay la “Mente abierta”, la que se derrama como un río plateado cuando la estimulan y, aunque por fuera sea negra tiene el alma blanca ; y está la “Mente equilibrada” que busca el fiel de la balanza entre las dualidades.

Dice Jesús Montero, y dice bien, que J Sanjurjo está “…empeñado en mostrar y dibujar la geografía de ese laberinto diminuto de tiempo y espacio que es el cerebro humano”. Y –acudiendo a la cita de Borges del catálogo–: “Aquí está el laberinto… Un laberinto de símbolos… El jardín de senderos que se bifurcan”.

PAISAJE MENTAL

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