NO HABRÁ PROCESIÓN

Lo han dicho los siareiros de don Alberto. La toma de posesión no será en la calle, en loor de multitudes, con miles de gaiteiros y “ringleiras” de fieles aclamando al líder. Y es que “no son tiempos de despilfarro, de ceremonias de grandiosidad y en el fondo de irrelevancia, vanidades y egos”.

El acto se celebrará en El Horreo.

No habrá, pues, procesión.

Hacen bien: no están las cosas para gaitas, como cuando Manolo I (después de haber dicho no al artículo octavo de la Constitución) encabezaba un desfile que recordaba aquello de “la calle es mía”.

No sé por qué, pero aquello recordaba a la memorable canción de Joaquín Sabina (“adivina, adivinanza”) que destrozó la censura, pero sigue en el imaginario popular y que, recordando a otra procesión o desfile, decía así: “Acudió Napoleón y el caballo del noble Cid Campeador; Marcelino de cabeza, marcándole a Rusia un gol; el coño de la Bernarda y un dentista de León”.

Y ya nos imaginábamos, en la plaza y en procesión, a médicos y enfermos; jueces, fiscales y penitentes; maestros, amas de casa, jubilados, disminuidos físicos y psíquicos; policías, científicos e investigadores… Las victimas de las preferentes, los exempleados de las cajas de ahorros con parados y estudiantes. Los enfermos del repago en la farmacia y en las colas ante los ambulatorios o en urgencias.

Pero no. No habrá procesión… Y no escucharemos a la tuna de Compostela cantando a diez voces “Clavelitos de mi corazón”. “A Rita la encantadora y don Cristóbal Colón y una teta disecada de Agustina de Aragón”, personajes perfectamente identificados en aquella canción de Sabina.

No son tiempos para la lírica ni para procesiones y se deben evitar los baños “en loor de multitudes” y las grandes aglomeraciones en días en los que las calles se llenan de gentes a quienes no se les puede ir con gaitas, don Alberto.

Seguramente algunos ciudadanos acompañarán o esperarán a don Alberto en los alrededores del Parlamento para explicarle su opinión sobre el cuidado, el mimo, que merece el gallego –no hace falta que lo digan los tribunales– junto a los veterinarios que “trinan” contra Vendex, los perjudicados por A Rabadeira, los expropiados del Ofimático y las víctimas del “Prestige”.

Todos juntos, en procesión, abrazando las verjas del Parlamento y cantando, no la pieza de Sabina, que queda lejos, sino “Resistiré”, que es más moderno.

NO HABRÁ PROCESIÓN

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