UNA NEGOCIACIÓN PERFECTA

La amenaza de cierre que planeaba sobre decenas de comercios ha quedado conjurada gracias al diálogo. Eso es en esencia lo que ha ocurrido con el peligro que entrañaba la inminente actualización de los alquileres que se pagan por muchos locales; el fin de la renta antigua y su adaptación al valor de mercado actual supondría un incremento de las mensualidades que pocos comerciantes podrían afrontar. El resultado de esa incapacidad sería una cascada de ceses de negocios que situaría en una crisis profundísima a uno de los sectores con mayor peso en la economía.
Era, por lo tanto, imprescindible buscar una solución que evitase ese problema y se encontró en la mediación de los agentes de la propiedad inmobiliaria y los administradores de fincas. Unos y otros actuaron de árbitros, propiciando el diálogo entre los propietarios de los locales y los inquilinos, puesto que era evidente que a estos no les interesaba que se rompiesen los contratos que hasta ahora los habían unido. Esas negociaciones han dado como resultado unos acuerdos temporales que contemplan subidas moderadas de los alquileres y que satisfacen a ambas partes. Evitado el riesgo de los cierres, es el momento de iniciar el camino hacia el resurgir del comercio en una ciudad eminentemente comercial.

UNA NEGOCIACIÓN PERFECTA

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