MÚSICOS DE VERDAD

Cuando los músicos se acercan más a los micrófonos para lamentarse que para cantar acabamos por convencernos de que el arte está en crisis. El discurso de las descargas que llaman ilegales como origen del problema, la culpa sobre los que eran amigos cuando las cosas iban bien y se tornan traicioneros al dejar de ir en masa a las tiendas. La queja constante, cansina, que suena a excusa.

Y un buen día programan un concierto en tu ciudad. Y corres a hacerte con una entrada. Encuentras a cientos como tú dándole calor al recinto; sonrisas, fotos y expectación. Al fin las luces se apagan y empiezan a sonar unas notas envueltas en el estallido de júbilo de los presentes.

Las primeras palabras del artista, de agradecimiento. Por estar ahí en los tiempos que corren, dice. Y suena sincero. El precio del espectáculo ya era una pista. Del espíritu del cantante, de su actitud. Enseguida, la fiesta. Ocho músicos que disfrutan tanto como hacen disfrutar. Ocho colegas, hermanos. Que viven y sienten lo que hacen. Que transmiten buenas sensaciones. Un líder que da la sensación de que tocaría con la misma pasión aunque no hubiese nadie para escucharle. Que compone como respira. Porque eso es lo que es, lo que le define. Al margen de la industria.

Has sabido desde el principio que los tuyos, a los que vas a ver siempre que puedes, son de otra pasta. Románticos de la profesión que siguen creyendo que lo importante es cantar delante del público, no en el estudio de grabación. Que se recorren el país una y mil veces, siempre ilusionados. Enormes en su humildad. No les preocupa ser los primeros en las listas de ventas, lo suyo es el contacto directo. Bailar en el escenario, hacer cantar a los que les están escuchando, dejarse llevar en un solo de guitarra, volverse un poco locos. Saber que lo que hacen es más que un trabajo. Curiosamente, suelen ser los más talentosos. O eso te parece.

Dos horas de entrega, de diversión, que se hacen cortas. Sospechas que también para el grupo. De camino a casa, aún bajo el influjo del momento, letras y melodias sonando en la cabeza, imaginas lo que será saber que lo que haces emociona a otros. Que cantan tus canciones como himnos, que citan tus estribillos como mantras. Eso es triunfar. Celebras que existan. Lejos de los mercenarios de rima fácil y ritmo machacón que hacen de oro a los productores.

Autores de verdad. Artistas con mayúsculas. Que no pierden el tiempo en guerras porque lo suyo es estar sobre las tablas. Porque hablan a través de sus temas. Y para los que nunca habrá crisis.

MÚSICOS DE VERDAD

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