Murió Sagi-Vela

En 1935 salió a hombros del coruñés teatro Rosalía de Castro y así entre vítores y aclamaciones, fue llevado en volandas hasta el hotel en que se hospedaba. Delante de su ventana, el gentío permaneció una hora aclamándole. Se llamaba Luis Sagi-Vela, barítono que acaba de fallecer en un hospital de Madrid, el mismo día en que cumplía 99 años.

El madrileño Luis Sagi-Vela era hijo del barítono catalán Emilio Sagi-Barba y de la soprano valenciana Luisa Vela. Había nacido en 1914, doce días después del estreno en el teatro Price de Madrid de “Las golondrinas”, del donostiarra Usandizaga. El eximio compositor Jacinto Guerrero le oyó cantar en “La rosa del azafrán” en 1932 y, entusiasmado, escribió para su voz “El ama” que estrenó en el teatro Ideal. Luis siguió triunfando con “Los cadetes de la reina” y formó su compañía lírica, con la que interpretó más de 50 obras, la mitad compuestas para él.

En 1934 estrenó “La del manojo de rosas” en el teatro Fuencarral, obteniendo tan gran triunfo que el público se volvía al palco de sus padres para aplaudir, dándoles las gracias por haber engendrado aquel hijo. En la Guerra Civil se fue a Argentina y trabajó por toda Hispanoamérica y en EEUU, donde también hizo radio y televisión. Además fue protagonista de películas como “El último húsar” en los estudios Cinecittá de Roma.

Se retiró a los 46 años, en plena gloria, y sólo volvió a la escena para interpretar, en 1966, a Don Quijote en “El hombre de La Mancha”, en los teatros de la Zarzuela y Calderón. Era el barítono de zarzuela por antonomasia: tesituras muy altas y agudas brillantes. Fue el mejor intérprete de su época del género. Se discute aún hoy si era mejor en la opereta o en la zarzuela. En el año 2006 se celebró un concierto homenaje en honor del barítono en Torrelodones, localidad madrileña en la que residía.

Fue un auténtico ídolo para las jovencitas y mamás de su tiempo, dada su apostura y, al decir de las damas, “su hermoso pelo ondulado”. Aquella noche de 1935, en La Coruña, tuvo que intervenir la policía, para poner orden delante de su hotel. Descanse en paz.