Menos coches, más gasolina

El debate municipal centrado en los coches oficiales, los canapés y hasta los escoltas del alcalde es una ofensa a la inteligencia de los coruñeses. En una ciudad amenazada por la sombra del cierre, dicen que parcial, del aeropuerto de Alvedro, sin un proyecto industrial serio en el término municipal, en el que la tasa de paro no para de crecer y un pequeño comercio que no cesa en su sangría, es irresponsable la actitud de los dos grandes partidos en nuestro Ayuntamiento. La Tercera Ronda, sin fecha definitiva; El Parrote, a ritmo lento; Tabacos, parado; el Gobierno Militar, parado y los compromisos con los barrios sin cumplirse, etc.

La situación difícil por la que atraviesa la ciudad exige lo contrario: cooperación, inteligencia y responsabilidad de los cargos públicos para afrontar juntos las dificultades del presente y el diseño de un futuro que, tras la crisis, debe alentar a todos los coruñeses a arrimar el hombro para conseguir el objetivo. Unión Coruñesa, por ejemplo, entiende que la actitud irresponsable de los políticos no ayuda en nada a elevar la moral de los ciudadanos y a convencernos de que es posible sacar la ciudad hacia delante. En cuanto al debate-ficción que PSOE y PP han montado sobre los escoltas del alcalde queremos decir que la ciudadanía entiende que el alcalde de la ciudad disponga de la seguridad necesaria para desarrollar su tarea por ello, hace mal el PP negando lo razonable y hace mal el PSOE forzando debates que se apartan del interes general, ciertos y reales de la ciudad.

Recuperen la cordura y déjense de coñas marineras. Al ciudadano, por ejemplo, le molesta el debate por los coches y la gasolina. Es cierto que el parque móvil ha sido reducido. Entonces, ¿por qué y de dónde ese aumento en la factura de la gasolina? ¿Hay en el Ayuntamiento alguna mano negra que “ayuda a chupar” el preciado líquido? No me cabe dura de que algún eminente miembro del Gobierno Municipal sabrá salir ofreciendo a la ciudadanía las pertinentes explicaciones. Pues una de dos: o los coches no han disminuido, o alguien sabe y puede “hinchar” los vales de gasolina.