Malos hábitos en la hostelería

Me hierbe la sangre. Estoy triste (como Cristiano) y enrabietado. Cabreado. Indignado. Humillado. Me han tratado como si fuese el mismísimo Curro Jiménez en sus tiempos de bandolero. Me parece una soberbia la idea que se tiene del trabajo en la hostelería coruñesa. Sé que existen buenos y malos profesionales. Encantadores y deleznables, pero la prepotencia de ciertos “jefecillos” me saca de quicio y dudo si debían de tener cabida en este sector.

Cuando escribo estas líneas veo por la televisión las colas del paro, jóvenes que pretenden hacer cursos de alemán para dar rienda suelta a su talento en la tierra prometida que en estos momentos parece ser Alemania. Tremendo. Aunque a ciertos empresarios arrogantes, por lo que se ve, parece que no les afecta y tampoco les preocupa mucho.

Sin embargo, A Coruña vivió un verano espléndido en este sector. Esto viene a cuento porque el pasado domingo, el día soleado era propicio, ocupo una mesa en la terraza de una marisquería en la calle de La Franja. La terraza y el comedor estaban totalmente desiertos. En la barra, ante la falta de actividad, los empleados parecía que arreglar el país.

Llega el camarero y sugiero una bebida y para comer, unos ejemplares típicos de Arcade que allí recomiendan a bombo y platillo. La respuesta del ataviado joven es que la terraza en cuestión no era lugar adecuado para dar buena cuenta de esos manjares y “me invitan” a pasar a un lugar interior que el profesional (supongo) denominó “vinoteca”. Me negué. Quedé descolocado. Y cómo no lo comprendí, me marché. Entendí que la falta de flexibilidad y ética profesional quedaba en evidencia.

Desde mi humilde punto de vista, en las relaciones humanas, en el contacto personal, y sobre todo en este ramo, se sufre un retroceso importante y, sobre todo, preocupante. ¿Dónde está el famoso lema de que el cliente siempre tiene razón? Es inadmisible y preocupante. Todo ello hace que no se respeten las normas y principios, los cuales, hasta hace bien poco, eran el referente de todo comportamiento social y humano. Urge recapacitar.

 

 

Malos hábitos en la hostelería

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