Los sondeos no contabilizan

Andalucía ha estado presente estas últimas semanas en Galicia más de lo a primera vista pudiera parecer. Y no sólo por las referencias a ella como modelo de comunidad socialista mal administrada –acaba de pedir el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) casi 5.000 millones de euros–, sino muy especialmente porque sobre la campaña electoral y sobre la jornada misma de hoy ha pesado y pesa la sombra de lo que allí ocurrió en las autonómicas de marzo: sondeos altamente favorables para el PP, pero victoria en las urnas insuficiente para gobernar.

Ya se sabe que en virtud de una atípica práctica asentada desde hace años, el PP sólo puede realmente formar gobierno si gana por mayoría absoluta. Con lo cual, la participación y movilización del electorado se ha convertido en elemento clave en la jornada de hoy: para el Partido Popular si quiere superar el ya de por sí difícil listón de la mitad más uno de los escaños en el Parlamento autonómico, y para la oposición porque su único planteamiento no es tanto ganar cuanto sumar votos entre todos para que el PP no consiga su objetivo.

En elecciones generales se ha dejado gobernar aun sin mayoría absoluta al partido ganador en las urnas. De hecho, de las once consultas de ámbito nacional celebradas en nuestro país desde 1977 siete concluyeron con mayorías simples o relativas y, sin embargo, siempre terminó por hacerse cargo del Ejecutivo el partido con mayor número de votos en las urnas.

Pero en elecciones autonómicas y locales la práctica es muy otra, al menos para el PP: o gana por la mitad más uno de escaños o se queda en la oposición. En situaciones de mayorías minoritarias, la izquierda, que es quien en mayor medida se beneficia de los acuerdos postelectorales, se lleva sistemáticamente las urnas a casa –es un decir– y hace un sayo de los resultados auténticos.

De ahí que muy especialmente en el cuartel general del PP haya pesado y siga pesando hoy mismo el recuerdo y la sombra de Andalucía. Bien es cierto que el PP puede presentar un notable balance de gestión, al menos por haber sabido minimizar en la comunidad los efectos de la crisis. Cierto es también que Feijóo pasa por ofrecer una mayor credibilidad que sus adversarios. Y cierto es así mismo que el PP ofrece una mayor estabilidad como partido que un PSdeG con problemas de liderazgo y que un fragmentado BNG. Pero no habría que olvidar que en unas condiciones infinitamente mejores que las actuales el PP ganó aquí las autonómicas de 2009 por un solo escaño. Todo un aviso a navegantes.

Los sondeos no contabilizan

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