Lecciones olímpicas

Estuvo francamente reiterativa la locutora presentadora de TVE en la retransmisión de la ceremonia inaugural de los recientes Juegos de Londres. En medio de aquel maravilloso espectáculo de imaginación y puesta en escena no parecía existir para ella otra cosa que las mujeres abanderadas y el hecho de que por primera vez en la historia olímpica todas las delegaciones contaban con representación femenina. Ya llegó hasta a resultar pesada.

Pero el hecho es que, al menos en lo que a la participación española se refiere, las mujeres han sido las grandes triunfadoras. Más aún: sólo el éxito de nuestras deportistas –presencia gallega incluida– ha maquillado para bien el balance de nuestras gentes en la competición: once medallas frente a las seis de sus colegas masculinos. Casi el doble.

Como la prensa deportiva ha destacado, el éxito fue todavía más rotundo si se mide en función del número de participantes: 168 hombres y 114 mujeres. Es decir, que ellos lograron una medalla por cada 28 competidores. Ellas, una por cada 10,3. Y eso que la mayoría del dinero invertido en el deporte español discurre por manos masculinas y que las mujeres sólo representan el 18 por ciento de los practicantes federados.

Londres 2012 nos deja así una generación de mujeres deportistas extraordinariamente preparadas y competitivas en muy distintas disciplinas. Como señalaba estos días la vicepresidenta primera del Comité Olímpico Español y una de las primeras mujeres que consiguió medalla olímpica para España, Theresa Zabell, los niños en edad escolar tienen en Nadal o Gasol a quien emular en el ámbito deportivo. Pero las niñas no contaban hasta ahora con referencias tan mediáticas, circunstancia que a partir de ahora ha cambiado y que resultará muy importante como vivero de cara al inevitable relevo generacional.

El éxito olímpico de las representantes españolas es, con todo, fiel reflejo de la evolución de España en las dos últimas dos o tres décadas, donde a base de esfuerzo y trabajo silencioso la presencia de la mujer ha eclosionado con fuerza, sin necesidad de cuotas, en prácticamente todos los ámbitos de la vida social.

Desde otra perspectiva no ha faltado una segunda lección; la que ha dejado en una de sus últimas declaraciones el seleccionador de baloncesto, Sergio Scariolo, que dirigió el forcejeo de la selección española frente al todopoderoso conjunto norteamericano en una final espléndida.

Comentando la capacidad del equipo español para luchar y superar circunstancias adversas, el seleccionador dejó este explícito mensaje “para los políticos y para toda la gente en estos tiempos duros. Sí; la economía –dijo– es el motor que determina, pero siempre hay margen para superarse y plantar cara”. Desde luego, razón y sentido de la oportunidad no le faltaban.

 

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