Habanera y tristeza

La tristeza que produce la habanera y la nostalgia que trasmite, solo es comparable a la claustrofobia más extrema. ¿De qué tenemos nostalgia cuando cantamos una habanera? Nostalgia viene del griego clásico y combina dos palabras: regreso y dolor. Pena, tristeza frente a lo que se ha llevado el mar. Es como si llorásemos frente a un muro, sin horizonte. Añoranza, ayer, morriña, nostalgia, saudade. El muro del mar nos retuerce la cabeza y solo nos hace mirar hacia atrás. Es como si no aceptásemos la muerte o las equivocaciones de nuestra vida o simplemente el pasado como muerto. Siempre estamos en aquel que fuimos sin aceptar nuestras equivocaciones o aciertos.

La habanera y su nostalgia son como una impotencia, un no quiero y no puedo. Esperamos que algo regrese para que nos regrese lo que fuimos o lo que creímos ser. La felicidad enlatada. La nostalgia es un estado del espíritu y la habanera su canto empedrado en el alma. La combinación de mar y vino hacen el resto. Se es capaz de tener nostalgia de los fantasmas, pero no de lo real, nuestro presente y que una habanera se lo llevó. Señor capitán déjeme subir al palo más alto a ver si veo mi amor saltar en mil pedazos o intuyo que mi vida no ha valido para nada. Una pedrada que viene cargada de historia y de vida irrecuperables.

Sentimentalmente la habanera es una cadena que nos ata al fondo del mar y nos pone una mueca de tristeza sin esperanza. Ella es una foto de nuestro pasado, una foto vieja y amarilla que vemos estupefactos sin reconocernos, ni aceptarnos. El canto de una isla sin isla, de un marinero sin barcos, de un enamorado sin amor. Una mirada perdida en el mar, la posibilidad de nada. La nostalgia es sospechosa de crímenes y castigos.

La habanera es uno de sus correlatos históricos. Un ciudadano sin ciudad. Una corriente líquida que disuelve la mirada en un latido de 60 pulsaciones. Nos dejamos acunar por una melodía que nos duerme y nos hace llorar, nos gusta llorar y dejar nuestras huellas por las calles y tabernas. Es como las navidades; con los villancicos vestidos de traje y capuchón de Santa Claus al mejor estilo protestante nos lanzamos a la calle a cantar. La ciudad se disuelve en cualquier mundo con tal de no ser idéntico a sí mismo. Habanera, villancico, Hallowen siempre deseando ser otra cosa.

Habanera y tristeza

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