El retablo de las maravillas

Permítaseme que le robe el titulo a un clásico, pero nuestro país se semeja un mucho a ese retablo del que hablaba el literato.

En España los partidos han creado 400.000 cargos públicos, el doble de los que tiene Alemania que nos duplica en población. También se sabe que en 1977 los contribuyentes españoles pagaban a 700.000 funcionarios; hoy, a 3.200.000. Asimismo es fácil cotejar que los partidos han colocado en las administraciones públicas, con bastante dedocracia, a pariente y paniaguados. Dichos partidos han creado 17 estados que han gastado riadas de dinero en palacios, edificios suntuosos, viajes “gratis total”, banquetes continuos, escuadrones de asesores, colaboradores, secretarias, jefes de gabinete, escoltas y chóferes. Los coches oficiales son más 50.000.

Cameron en Inglaterra y Hollande, en Francia, han reducido la cifra casi a cero. Ese parque de coches genera unas facturas adecuadas a la cueva de Alí-Babá: gasolina, mantenimiento, reparaciones y seguros. Los partidos se han sacado de la manga 4.000 empresas públicas, casi todas deficitarias, pero “cunas” perfectas para enchufados. El ingente número de edificios oficiales originó ingentes gastos: mantenimiento, limpieza, seguridad, teléfonos, material de oficina, etc.

El Instituto Cervantes, que tiene bastante con 1.000 m2, se ha instalado en el inmenso edificio del antiguo Banco Central, el 90% de los gastos internos de las partidas se paga por medio de subvenciones de las cuatro Administraciones: Central, autonómica, provincial y municipal.

La clase política nos ha endeudado en más de 800.000 millones. Los intereses de esa deuda se elevan a 40.000 millones. Lo mismo que se destina para pagar el presupuesto de todos los ministerios. Usted y yo pagamos las prebendas de los políticos: dietas, jubilaciones, indemnizaciones, atención sanitaria, ayuda al transporte y los que ustedes quieran. Los partidos son ya el tercero de los diez grandes problemas que ahogan a los españoles. Pero, eso sí, ¡que venga papá Alemania a sacarnos las castañas del fuego!

 

El retablo de las maravillas

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