El monstruo del lago Ness

Parafraseando a Don Quijote, dichosa edad y veranos dichosos aquellos cuando en los periódicos y otros medios de comunicación solo eran noticia el tiempo, la vuelta a los entrenamientos de los equipos de fútbol, el veraneo de algunos famosillos, las fiestas y romerías, algún suceso y el monstruo del Lago Ness que hacía sus apariciones veraniegas para compensar la escasez de novedades del tiempo vacacional. Poco más pasaba en las ciudades y villas, en las que todo era sosiego estival.

No quiero decir con esto que aquellos tiempos pasados fueran mejores, pero sí que eran más tranquilos. Porque ahora pasan muchas cosas y aparecen “monstruos” económicos reales todos los días -la recesión, el paro, el déficit, la subida de impuestos, los recortes- y tras la fría realidad del sistema financiero global cada verano reaparecen las convulsiones económicas con la prima de riesgo como estrella.

En este agosto el peculiar monstruo del Lago es el rescate de la economía española que puede llegar en cualquier momento por las necesidades de financiación de la deuda y los problemas de liquidez del Estado.

¿Es tan peligroso como para que vivamos asustados? Juzguen ustedes mismos. Una primera consecuencia del rescate, aunque sea suave, será el deterioro de la imagen y de la economía del país que retrocede a aquellos años pobres del siglo pasado cuando se aparecía el legendario Nessie. En segundo lugar, el rescate entraña más pérdida de soberanía a favor de la troika que forman el Fondo Monetario, el Banco Central Europeo y la Unión Europea. Los españoles -y los gallegos- podemos decidir cambiar gobiernos, pero estos no podrán cambiar sustancialmente de políticas si quieren seguir unidos a Europa. Una tercera consecuencia del rescate serán nuevos y más duros ajustes que impondrán nuestros “salvadores”, pontífices de la austeridad, nunca de políticas para estimular la economía. Dice el profesor Antón Costas que si España se ve obligada a pedir el rescate se planteará “el dilema de si permanecer o salir del euro. Porque el rescate sería como si en vez de lanzar un salvavidas de corcho, que te ayuda a flotar y volver al barco, te lanzasen uno de acero, que te hunde definitivamente en la recesión, el estancamiento, el desempleo y la pobreza”. Es decir, nos devolvería a aquel tiempo en el vivíamos en la escasez, “nadábamos” en la pobreza y parecía real el monstruo del lago Ness.

 

El monstruo del lago Ness

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