LOS DATOS DE LA FISCALÍA

Las conclusiones que se extraen de la Memoria de la Fiscalía Superior de Galicia son sobrecogedoras en lo que a los políticos se refiere. No es necesario profundizar mucho en los datos para darse cuenta de que la regeneración se hace cada día más necesaria. Que la apertura de diligencias por delitos de corrupción aumentase un 21% el año pasado en relación con 2012 es un hecho suficientemente elocuente sobre la pauta de conducta que se ha ido convirtiendo en habitual en la comunidad autónoma. Es verdad que no todos los políticos son unos “delincuentes”, pero también lo es que un buen número de ellos carecen de los mínimos escrúpulos para hacer realidad sus objetivos.
Evidentemente esa cadena de casos turbios en los que están implicados quienes en teoría están, por vocación, al servicio de la sociedad hace que su descrédito crezca de manera exponencial y los ciudadanos les den la espalda. Y lo malo es que la situación no cambiará –al revés, seguirá empeorando–, mientras la prevaricación administrativa, el blanqueo de capitales y el tráfico de influencias continúen siendo comportamientos tan frecuentes. Son, por lo tanto, los propios políticos los únicos que pueden modificar el escenario en el que desarrollan su labor; por dignidad deberían hacerlo y con la mayor celeridad posible.

LOS DATOS DE LA FISCALÍA

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