UNA CIUDAD SOLIDARIA

La llegada de las bajas temperaturas hace que la presencia de los sintecho en las calles de la ciudad se convierta en un problema. Todavía se recuerda la muerte de dos personas sin hogar en el año 2011. Ese momento marca un punto de inflexión en el número de personas que viven en la calle. De hecho, según constatan las asociaciones que se dedican a ayudarlas, su número se ha reducido a casi la mitad, de los sesenta que había entonces a los treinta que todavía hay en la actualidad.
Sin embargo, esta circunstacia contrasta con el hecho de que cada día son más los usuarios que acuden a los comedores sociales. Desde Padre Rubinos, que acaba de estrenar su nueva sede, aseguran que el número de personas que reciben se ha incrementado. Algo similar sucede con la Cocina Económica, que también se ve desbordada por el número de servicios que prepara cada día, y son muchas las ONG que prestan ayuda y que ven como sus existencias se agotan debido a la gran demanda existente. A Coruña siempre presumió de ser una ciudad solidaria, pero la realidad es que la crisis ha desbordado hace mucho tiempo a las administraciones, incapaces de atender a todos los que lo necesitan y, ahora, también las ONG están al punto del colapso.

UNA CIUDAD SOLIDARIA

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