¿MINISTROS CON MUCHOS HIJOS?

Me gustaría saber si alguno de los ministros que forman (deforman) el actual Gobierno (desgobierno) de España son padres o madres de familia numerosa. Tengo para mí que no. Y mis indicios en este sentido son abundantes. Además, no tienen demasiado tiempo para criar hijos, pues el desazonante y acertadísimo trabajo político les roba el día y, a lo peor, parte de la noche.
Viene toda esta letanía a cuento porque acabo de enterarme de que las familias numerosas son cada vez más pobres en este país. Caritas ha alertado de que el 46,1 por ciento de los hogares españoles con tres hijos o más vive con menos de 1.100 euros al año.
O sea, poco más de 800 al mes para alimentar, vestir, escolarizas, pagar piso y demás gastos a una media de seis o más personas por familia. Echen ustedes cuentas y, acto seguido, recomienden la Cocina Económica para los que tienen hambre y sed de justicia y también de pan, de agua, de libros y de zapatos. Pero, por Dios bendito, nada de molestar a los pobrecitos señores ministros ni a nuestros más cercanos miembros del gobierno municipal de La Coruña.
Esta pobre España puede hacer gala de una brecha intensa: desde 2006, las diferencias de renta entre los más ricos y los más pobres aumentó un 30 por ciento. A pesar de los sueldazos de nuestros ministros y de que nuestros concejales no pasan hambre, sino todo lo contrario, una bofetada azota el semblante paupérrimo de este país, que parece dejado de la mano de Dios: la gravísima crisis demográfica y la ausencia total de políticas de apoyo a las familias.
En España las familias numerosas han sido cada vez más castigadas, sobre todo en los impuestos y en los consumos básicos del hogar. Las familias numerosas, las que garantizan el relevo generacional y el mantenimiento de nuestro sistema de bienestar (¡quién lo pillara!) no pueden ser maltratados por más tiempo.
Un país en el que más del 40 por ciento de las familias con más hijos están a un paso de la exclusión social, es un país sin esperanza. Y ello, aunque admitirlo le cueste al señor Arias Cañete, por ejemplo, perder algún kilo. ¿Dónde queda la conciencia?

¿MINISTROS CON MUCHOS HIJOS?

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