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miércoles | 24 abril | 2024
La noticia del fallecimiento de Sarita Montiel nos sorprendió a todos en la mañana del lunes, así como la de la británica, Margaret Thatcher. Al conocer el óbito de la internacional cantante española, nacida en Campo de Criptana (Ciudad Real), nos vino a la memoria la admiración que por ella tenía el gran pintor sadense. Eduardo Fernández Rivas.
Recuerdo cuando Rivas, con 17 años, realizaba en mi domicilio dibujos de una gran calidad de la genial artista, por la que él sentía un especial aprecio, sin conocerla aún.
Eduardo nos remitió un comentario sobre las dos controvertidas mujeres, lo que fue Margaret Thatcher a lo largo de su vida política, así como otro de Saritísima, en los cuales hace una valoración sobre cada una de ellas, desde su punto de vista. En el que hace alusión a Sara Montiel, nuestro admirado amigo y vecino, Eduardo, señala:
“La española, nuestra bellísima e inteligente Sara Montiel, hizo más beneficio por su país, que la otra por el suyo. Llenó con su belleza y sus canciones, una España plena de hambre y miseria de todo tipo. La felicidad, picardía inteligente y ternura, puestas con primor en sus papeles, ayudaban a recuperar el ánimo de un país asolado por la vergüenza de un autoritarismo cruel, rencoroso y discriminatorio.
Nuestra Sarita estableció lazos de cultura, dentro del cine de la época, con lo más difícil. Salida de la nada y en un país casposo, logró encandilar a actores de Hollywood; besarse con Gary Cooper, casarse con el director, Anthony Mann, y cargar de envidia a algunas de aquellas divas del celuloide mundial.
Sus éxitos fueron una de las mayores felicidades, que esa inigualable mujer nos proporcionó durante muchos años, y que jamás este envidioso país le reconoció como era debido.”
Se fue en silencio Sara Montiel, y con ello dio al traste con uno de los proyectos de Rivas, que siente tristeza profunda, ya que tenía en mente hacerle un óleo, y en el mes de agosto invitarla a La Coruña, para asistir a la inauguración de su próxima exposición, y en el transcurso del acto, hacerle entrega de ese retrato que pensaba hacerle, para lo cual ya había iniciado los primeros contactos con la recordada actriz.
