Otro varapalo a De Lara, este a cuenta de una perra

A este paso van a tener que ampliar las cárceles para poder dar cabida en ellas a todos los independentistas catalanes que Llarena está mandando a prisión. Eso y, por supuesto, Suiza va a tener que ir pensando en anexionarse algún trocito de Alemania  o Italia para que entren todos los fugados,  tras la huida de Marta Rovira, que renunció a ser diputada catalana pero no secretaria general de ERC. Felipe González aseguraba que sería bueno que no entrara ningún independentista en la cárcel. Una declaración de buena voluntad que honra al expresidente que ya pasó por el trance de acompañar a un exministro suyo cuando ingresaba en prisión. Sin embargo, González se equivoca en el enunciado de su deseo, ya que no entran en prisión independentistas sino delincuentes que se han saltado la ley y que, además, lo han hecho a sabiendas de que su actuación era delictiva, ya que todos los letrados del Parlament les advirtieron de ello. Hay que perdonar a González ya que, seguramente por su buenismo, ha caído en la trampa de los secesionistas, maestros en prostituir el lenguaje para terminar llevando todo a su terreno. Algo en lo que no cae Pablo Llarena, que tiene claro que son políticos presos, no presos políticos.

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