Un cuerpo que era como un picasso

Chris Wenzel era un tatuador canadiense y lucía la profesión en su propio cuerpo, que estaba pintarrajeado de arriba a abajo. Alguna de las ilustraciones debió hacérselas un colega, porque sino más que tatuador sería contorsionista, a ver cómo llegaba a ciertas partes de su cuerpo. El caso es que ha muerto y su mujer ha decidido desollarlo y enmarcar los trozos de piel para embellecer el salón de su casa. Más de 60.000 euros le costará todo el proceso. Chery, que así se llama la viuda, lo explica con tranquilidad: “No enterrarías un picasso”. No, un picasso, pero trozos de dermis emborronados...

Un cuerpo que era como un picasso

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