Trump se niega a que le puedan llamar gordo

CUENTAN quienes están al tanto de las interioridades del matrimonio Trump que Melania pasa de los encantos de su marido y no comparte ni cama ni habitación con él. Todo el mundo daba por hecho que se trataba de los encantos de la carne, pero, ¡oh, casualidad!, no es ese tipo de carne, sino la procesada. Al parecer el presidente de EEUU está al borde de ser declarado un gordo seboso. El médico de la Casa Blanca le ha prohibido comer hamburguesa, su placer favorito tras manosear a una mujer –en este caso la palabra tras no tiene el sentido de sucesión en el tiempo, sino en los gustos–, puesto que se encontraba a solo 400 gramos de ingresar en la categoría de obeso. Al parecer, se ha retirado de la carne picada. Tal vez con parecerse en la capacidad intelectual al mastodóntico presidente de Corea del Norte, Kim Jong-um, el único gordo de su país, le llega; no quiere ser también su clon en tamaño corporal. Qué peligrosas van a ser para Melania las noches de los sábados.

Trump se niega a que le puedan llamar gordo

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