El trabuco de Guerra provoca un destrozo

El trabuco de Guerra provoca un destrozo

LA bipolaridad –mareantes en Galicia y podemitas en Madrid– que afecta a los representantes de la xente do común en el Congreso es parecida a la de Alfonso Guerra. Por sus maneras parecería un señorito habitual del casino de Sevilla, pero por sus mensajes, un bandolero de sierra Morena. Toda la vida ha sido así y no va a dejar de serlo cuando ya está cerca de cumplir ochenta años. Pero lleva unos días en los que demuestra que todavía está en plena forma, como si fuese un treintañero o como mucho un cuarentón. Ha cogido el trabuco, ha disparado contra su partido y ha abierto un boquete; simplemente han sido dos disparos, pero ¡con qué puntería!: “Dicen que es el nuevo PSOE, pero yo creo que es otro PSOE”; “De ninguna manera formaría gobierno con 84 diputados”. Tiene toda la razón, pero va a ser difícil que Pedro “La sonrisa” Sánchez lo nombre militante de honor y lo exima de la cuota mensual por ser miembro de la tercera edad. FOTO: alfonso guerra y pedro sánchez | aec

El trabuco de Guerra provoca un destrozo

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