Todos quieren diálogo pero nadie empieza a hablar


LO del Ayuntamiento de A Coruña y la Xunta a cuenta de la entrada en la ciudad de los autobuses interurbanos es como lo de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez con la única diferencia de que en el primer caso ambos insisten en que están abiertos al diálogo y en el segundo no hay posibilidad alguna. La cuestión es que el Gobierno gallego considera que, para favorecer la movilidad, los buses procedentes del área metropolitana tendrían que entrar hasta el centro de la ciudad, tal y como sucedía hace unas cuantas décadas. Por su parte, el concello se cierra en banda y cree que esa medida no haría más que colapsar el tráfico y apuesta por intercomunicadores en el extrarradio. Y, en el medio, están los ciudadanos que, en el fondo, lo único que quieren es que el sistema funcione para que llegar al trabajo, a pasear o a hacer sus compras les resulte más fácil. Es probable que la solución no llegue hasta que pasen los comicios autonómicos.

Todos quieren diálogo pero nadie empieza a hablar

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