Todo por unos votos

PABLO, antes Pablo Manuel, “Viva la Gente” Iglesias debió de jugar mucho al pilla pilla de pequeño, porque ahora, ya en plena madurez, en cuanto puede pillar un voto, o cree que los puede pillar, se lanza de cabeza a por él. Buena falta le va a hacer juntar un saquito de papeletas, porque las encuestas sobre las elecciones catalanas no le auguran nada bueno. Tan mal debe de ver las cosas para él y sus coleguis del otro lado del Ebro, Ada Colau, el último capricho de la burguesía catalana, y el besucón Xavier Domenech, que acudió presuroso a los actos de la Constitución. El año pasado, como no había urnas en lontananza, pasó de la fiesta; hace dos, en cambio, cuando quedaban catorce días para los comicios generales también se presentó en la Cámara Baja. Lo malo, malo para él, es que España entera se ha dado cuenta de que su historia va de que por el interés te quiero Andrés y que allí donde hay foto, no falta nunca. Si Alfonso Guerra llegó a calificar a Adolfo Suárez de tahúr del Misisipi, qué diría del hombre morado.

Todo por unos votos

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