El sobrinísimo está condenado a seguir trabajando

EL sobrinísimo, Gonzalo Caballero –por su apellido está claro quién es su tío; sí, efectivamente el todopoderoso Caballero, don Abel– sueña con ser el futuro secretario general de la franquicia enxebre de los socialistas, pero no va a pasar de ahí, de ser un sueño. Pedro “La sonrisa” Sánchez ha decidido que su delegado a este lado de Pedrafita sea Juan Díaz Villoslada y toda la maquinaria del PSdeG se ha puesto a trabajar para que se cumpla la voluntad del amado líder. Sin embargo, el Caballero pequeño –¿habría que llamarle caballerete?– se comporta como si pudiese llegar a algo y en cuanto ve un micrófono se lanza a por él. El último que encontró lo aprovechó para proclamar que nunca había vivido de la política, circunstancia que le honra y que tendrá que seguir practicando tras las primarias, porque así lo decidió Sánchez.

El sobrinísimo está condenado a seguir trabajando

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