El síndrome del entrenador del Deportivo

todavía es pronto, pero Natxo González ya está sufriendo el síndrome del entrenador del Depor. Su síntomas son muy fáciles de identificar. Durante la semana trabaja a la perfección con sus hombres. Diseña el partido y traza el plan de cambios y la estrategia y, cuando el árbitro da el pitido inicial, ve cómo todo lo que había trabajado, todo lo que había dicho y todo su esfuerzo se va al garete. De hecho, seguro que de lejos hasta le cuesta reconocer a sus hombres, que muestran una cara en Abegondo, donde entrenan, y otra muy distinta sobre el césped, ya en competición. El Depor hizo un equipo para ascender, pero lanzando dos veces a portería en todo el partido ese objetivo se antoja, tal vez, demasiado ambicioso. Menos mal que aún hay tiempo para enderezar el rumbo.

El síndrome del entrenador del Deportivo

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