Rull se doctora como crítico gastronómico

JOSEP Rull, exconseller de Puigdemont y campeón del ping pong del módulo 4 de la prisión de Estremeras –la leyenda ya cuenta que llegó a plantarle cara a un expertísimo jugador vietnamieta que también estaba entre rejas–, es una auténtica mina. Desde que quedó en libertad protagoniza unas suculentas críticas gastronómicas, con las que ilustra sobre la comida carcelaria todo aquel que no haya pasado por el talego. Hombre de buen paladar –un conseller no es alguien habitual de los bares de menú del día, ¡faltaría más!–, no acabó de acostumbrarse a las hamburguesas, que estaban tan quemadas que un día se le rompió el tenedor cuando trataba de partir una, ni su estómago pasó por sus mejores días, pues casi todo era demasiado flatulento, “un cocido de aquellos intensos, para entendernos”, explica él mismo. Formado como demuestra que está en cuestiones alimentarias, podía ponerse en contacto con Ferrán Adriá para negociar la reapertura de El Bulli e incluir en la carta un menú degustación con sabores achironados.  FOTO: josep rull | aec

Rull se doctora como crítico gastronómico

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