Riazor aplaude a los futbolistas y silba a los mareantes

EL deportivismo es feliz. Los goles de Quique González –al final, aún van a tener razón Carmelo del Pozo y Natxo González con que es un gran delantero de Segunda– le devuelven la alegría a una afición que ya no se acordaba de lo que era sonreír. Y esa satisfacción ayuda a sobrellevar mejor las incomodidades del estadio, que, por cierto, se van a prolongar; ¡qué raro estando por el medio la Marea, nasía pa’ganá! Al menos, todavía habrá otros dos partidos, contra el Málaga y contra el Elche, en los que de nuevo habrá que reubicar a parte de los socios. El Gobierno local proclamó no hace mucho que las obras se realizaban en un tiempo récord y sí, será tiempo récord, pero paralímpico. La fecha de la conclusión de los trabajos se va demorando y demorando y da la impresión de que nunca llegará. Al final, todavía aparecerá un listo entre la xente do común –malo será que no haya uno, aunque solo sea uno–que culpe de todo a Tino por no haber pedido que el equipo jugase como visitante toda la primera vuelta. Tiempo al tiempo. FOTO: quique gonzález, de celebración | quintana