Una rara manera de dar la bienvenida a los refugiados

A la abuela Carmena le presentaron un día al alcalde de A Coruña; ella se quedó con que su nombre no era en castellano y cuando se refirió a él le llamó “Llulius”. Tampoco era cosa de tomárselo a mal; la edad es la edad. De hecho, él la imitó –la imita– en muchas ocasiones. Por ejemplo, cuelga pancartas del ayuntamiento con tanta frecuencia como ella –cualquier coruñés se entera de más cosas con esos carteles que con los de los pasos elevados de Alfonso Molina– y con mensajes igual de falsos. Una y otro dieron la bienvenida a los refugiados con sendos murales. Aquí han llegado en una mínima cantidad; a Madrid, en cambio, en mayor número. Sin ir más lejos 80 de ellos han estado tirados en un parque durante diez días y ha tenido que ser el Ministerio del Interior el que les ha buscado cobijo. ¡Qué manera de darles la bienvenida tiene la alcaldesa!

Una rara manera de dar la bienvenida a los refugiados

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