Rajoy ya empezó sus procesiones enxebres

FELIPE González era más de Doñana, que le quedaba al lado de casa; también le tiraba aquello a ZP, un leonés desarraigado, pues llegó a afirmar que “la tierra no pertenece a nadie, salvo al viento”. Teoría disparatada, ya que supone que el nordés, el cierzo o la tramontana deben ser unos terratenientes merecedores de una expropiación ejemplar. A Rajoy le va a terriña y en cuanto pilla un par de días de vacaciones se va a disfrutar del paraíso del trilingüismo armónico, Sanxenxo-Sanchencho-Sangenjo, según se emplee el gallego, el castellano o el koruño, los tres idiomas más hablados en el lugar. Debe de sentir un placer muy intenso, porque por allí camina a paso rápido. Nada del andar pausado propio de las procesiones, el presidente parece una bala cuando recorre la ruta da Pedra e da Auga. El presidente del Puerto de Marín, José Benito Suárez, y el número dos de la Xunta, Alfonso Rueda, le acompañaron en la primera caminata y seguro que llegaron a casa mallados y deseando que Rajoy le coja gusto a Doñana.

Rajoy ya empezó sus procesiones enxebres

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