El piso y la catadura moral de algunos


MENOS mal que el piso con el que Ramón Espinar decidió especular medía 60 metros cuadrados, porque si llega a ser un dúplex, Pablo “Viva la Gente” Iglesias ya hubiese ordenado rodear el Ministerio de Vivienda y la sede de la patronal del sector inmobiliario. Pero, claro, 60 metros cuadrados dan para lo que dan. Por ejemplo, a uno le dan para sacarse una pasta –él dice que 19.000 euros, pero todo indica que fue más–; a ese mismo le valen para librarse de una multa de 60.000 euros por tener la vivienda vacía durante más de tres meses; incluso a ese lince del negocio inmobiliario le sirven para tener una propiedad en un municipio donde no estaba empadronado, requisito imprescindible para poder adquirir ese bien... ¿más? Sí, aún hay más; para que Cayo Lara tuitee con toda la razón: “Fondos bruitre. ¿Senadores buitre? Ética y honestidad son palabras bellas si se respaldan con hechos” y para que Iglesias lo califique de “miserable moral” y defienda el comportamiento perfectamente ético de Espinar. Extraño concepto el que tiene de la ética y la moral.

El piso y la catadura moral de algunos

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