Los perniciosos efectos de una sonada ruptura


YA se sabía que Juan Carlos Monedero no se había recuperado de la ruptura de la relación –del tipo que fuese– con Carmen Lomana. Su parcial amnesia fiscal era la mejor prueba de esas secuelas. Pero tampoco la fashionista ha vuelto a ser la que era. De hecho estuvieron a punto de despedirla a tomatazos –¡qué hubiese sido de su maquillaje!– en el municipio malagueño de Ojén, donde hizo de pregonera de las fiestas, que deseó que fuesen muy felices para los ojetenses, cuando los allí nacidos se llaman ojenetos. Es evidente que van a tener que reanudar la relación.

Los perniciosos efectos de una sonada ruptura

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