Del pelotazo a las largas zancadas

Raúl era dios en el Bernabéu. Cuando mandó callar al Camp Nou tras marcar un gol llevó al éxtasis a miles de madridistas. No había madre merengue que no lo quisiese como hijo o como yerno. Después se marchó como temporero a Alemania y más tarde a la Segunda División de EEUU, donde se retiró. Pero como lo suyo siempre fue el fútbol, nunca perdió el amor a los pelotazos y como empresario los ha pegado, ¡y de los buenos! Invirtió de aquella manera en energías renovables y dejó un pufo millonario que ahora se dirime en los tribunales. Como la justicia es lenta, se entretiene participando en carreras populares... A ver si está preparándose para la fuga.

Del pelotazo a las largas zancadas

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