Un pacto para el Brexit que todavía sigue en el aire

parecía imposible pero el Reino Unido y la Unión Europea han conseguido un acuerdo para la salida pactada de los primeros del grupo de los Veintisiete. No ha sido fácil y el mero hecho de que Londres haya aprobado los puntos planteados por Bruselas ya supone un avance. 
Sin embargo, todavía habrá que esperar un poco para saber si esta vez es la definitiva ya que Boris Johnson se enfrenta ahora a la más que compleja tarea de conseguir que el parlamento británico dé el visto bueno al texto pactado ayer mismo de madrugada. Por parte europea, se supone que la reunión de los presidentes y primeros ministros ratificará el pacto, pero las complicaciones vienen del otro lado del canal de la Mancha. 
El premier británico tiene ahora que intentar convencer a los diez diputados conservadores norirlandeses de la DUP. Ellos ya fueron los responsables de que el primer pacto de Theresa May no saliera adelante y, por lo que han manifestado hasta el momento, parece que tampoco están muy conformes con este texto acordado, y eso a pesar de que contempla que no habrá lo que han definido como una “frontera dura” entre las dos irlandas, uno de los puntos más complejos de este acuerdo. 
Su principal reticencia se basa en que para que no haya que instalar pasos fronterizos, Irlanda del Norte tendrá que mantener el marco regulatorio europeo, diferente al británico.
Pese a ello, y como seguramente habrá dicho Winston Churchill en alguna ocasión, “un acuerdo que no convence plenamente a ambas partes debe de ser un buen acuerdo”: Y, precisamente, eso fue lo que se consiguió cerrar en el último minuto, en las negociaciones en Bruselas.

Un pacto para el Brexit que todavía sigue en el aire

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